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Full text of "Yamandu Rodriguez 1935 1810 Y El Milagro"

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BIBLIOTECA RODO 


YAMANDU RODRIGUEZ 


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POEMA DRAMATICO EN TRES ACTOS 

EL MILAGRO 

Poema en un acto 


CUARTO MILLAR 


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OVIDIO FERNANDEZ RIOS 

DIRECTOR 


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CLAUDIO GARCIA y Cía. • Editoras 

SARANDI, 441 

1935 


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EXTRACTO DEL CATALOGO 

DE LAS EDICIONES DE 

“LA BOLSA DE LOS LIBROS” 

CLAUDIO GARCIA, y Cía. 
SARANDI, 441 


MONTEVIDEO 


ACEVEDO DIAZ (Eduardo). — Ismael. 

(Novela histórica) .♦•$ 1.00 

— Soledad. Novela «....$ 1.00 

Nativa. (2 tomos) $ 1.00 

AGORIO (Adolfo). — La Fragua. Apun- 
tes sobre la Guerra Europea (1915). 
— La Sombra de Europa. Transforma- 
ción de los sentimientos y de las ideas. 
Tomo de 160 páginas (1917)..$ 1.00 
ALMAFUERTE (Pedro B. Palacios). 
— Poesías. Precedidas de un prólogo de 

Alberto Lasplaces 

— Lamentaciones. (Poesias. Con un 
estudio de Juan Más y Pi. Tomo 

de 114 páginas (1921) $ 0;35 

Nuevas Poesías y Evangélicas. Con 
un estudio de Alfredo L- Palacios. . . . 
— El Niño. Conferencia sobre enseñan- 
za. 1 folleto (1919) $ 0.10 

BALLESTEROS (Montiel). — Monte- 
video y su Cerro. (Cuentos). Con una 
carta de José L- Morenti. Un tomo 
de 196 páginas (1924)........*$ 0.50 

BARBUSSE (Henry). — “El Resplan- 
dor sobre el Abismo”. Traducción di- 
recta del francés por Luis I5 £ r £ an < : 
Tomo de 132 paginas (1920) . .$ 0 . 35 
BARRETT (Rafael). — Diálogos, Con- 
versaciones y otros escritos. Con un 
prólogo de Alberto Lasplaces. Un touio 
de 144 página, (1919) . . • • • . . .$0.35 
••Páginas Dispersas" (Obra postu- 
ma). Prefacio de Armando Donoso, l 

tomo de 160 páginas 0 923) $ °^° 

- Lo que son los yerbales paraguayos. 
Semblanzas de Barrett, por Ram "*° d ¡; 
Maetzu y Emilio Frugom. 1 folleto 
mqu) •> u - 

H AUPELA IRE (Carlos). — Pequeños 
Poemas en Prosa. (Traducción de E 
lleras). 1 tomo de 160 0 50 

nacbUER (Gustavo A.). — “Rimas . 

Con una nota preliminar de W 

Lu-.r» «le la Vegsi y l CRnt 1 < J. n de n Y®[f!| 

, 1,1 Busto. 1 tamo de 100 £ o Jo 

til I LAN Oo»é Pedro).-— I Dios to Sal- 
,*! Cmneiíi . < n tres acto*. Un torno 

tííccí!: 

«i *n |M .io. ■ «b An, *yJ , <IIR % *« o 40 

1 I 1’" Ingina. OVIH)..»» -» 

OAII.l A v .> fl ’ nrr.u'iy Si 

«..<•) Ur, "‘"* v 


nopsis histórica. Proemio de M»mi 
F akao Espalter. Tomo de 76 

ñas U921) $ " '* 

— Sierras y Llanuras. Novelas cuitas 
uruguayas. Tomo de 240 páginan^(19iM ^ 

CAMPO (Estanislao del). — "Fausto”. 
Impresiones del gaucho Anastasio *1 
Pollo, en la representación de esta ól*i ! 
ra. Con un prólogo de Juan Carlos 
Gómez. Tomo de 56 páginas ( P*. .• ) 
CAMPOAMOR (Ramón de). — El Tren 
Expreso. Poema. Un folleto ^(1924)^ 

cXrNÉLLI (Lorenzo.) — Oribe y *u 
Epoca. Estudio histórico. Un tomo «le 

320 páginas ••;•••;* y 

CASAR A VILLA LEMOS (Enrique).— 
Las fuerzas Eternas. (Verso) Un t‘> 
n*o de 98 páginas ( 1920) . . • • • •$ u-p 
CASTELLANOS DE ETCHEPARE 
(Delia) (“Madre"). — Mariposas. Ar- 
tículos y cuentos. Un tomo de 176 

páginas ( 1921) . . • • • • Vrúíi- «r 

CIONE (Otto Miguel). — 

casa". “La Generosidad de^ UaCho . 
“Una piedrita en el camino . Mis- 
terios de la Subconciencia. Cuentos 

Un tomo de 112 paginas (1924) $0.40 
— “Caraguatá”. Cuentos ^I* 0 * . * ’ i»* ’ * 
COESTER (Prof. Alfred).— Amado Ñer- 
vo y su obra. (Traducción directa del 
ingles). Un folleto (* 922 ) ....$0.15 

CHOCANO (Santos). - "V™***'; 
ma América. Fiat Lux. Oro de ^ 

Hias (Estuidio critico de J. 
ÍTriSTu. tomo de 174 PW™ 

(1920) * 

DARIO (Rubén). — Pro»» Profanas y 
otros poemas. Con un estud.o de Jo 

sé Enrique Rodó. Un tomo de WO^ 

DOMARIA (AlcidesV. ■ (CalisW, el «»- 
— “Cantos Tradicionales U uc 
criolla») .° Un tomo de 144 

Imu (Precedida de una ¡"V°ducciónV 
Tomo I. 342 P*£«" as < 1 ?. 2 .ÍV »„«. 

FERNANDEZ RIOS n)¿, onc » |,r 

•lis. (Horizontes 2 JO 

yendas Milagrosas). Un ^ j un 

FLAUBERT 9 (Out¿avo).. - Mtt(,a,ne Iln * 





Propósitos 


Con la inquietud de una superior manifestación de cultura, nace en 
Montevideo, con universal destino, la BIBLIOTECA “JOSE ENRIQUE 
RODO”, la que dará cabida, exclusivamente, en sus ediciones, a lo más 
escogido de laa letras nacionales. 

Abro sus rumbos hacia una finalidad de elevadas directivas, colo- 
cando por encima de toda solicitación utiütar'a, un serio propósito es- 
piritual y un noble afán de divulgación seleccionada, de los más califi- 
cados valores de la literatura uruguaya. 

En todos los grandes centros intelectuales del mundo, donde el pen- 
samiento realiza su alta función social; en todos los países, donde las 
letras, en sus d.stintas manifestaciones, fundamentan un valor* civilizador 
y dan carácter de personalidad a la nación misma, existen organ smos 
editoriales, — y algunos con carácter de institución pública, — dedicados 
exclusivamente a la difusión de libros de los escritores nativos más ca- 
racterizados y de mayor influencia en la cultura ambiente. 

Y estas empresas de propagación bibliográfica, no sólo realizan una 
siempre beneficiosa misión educadora, quizá la más alta que comprende 
el concepto humano; no sólo vincula con fácil dad de nexo al pueblo 
con sus pensadores, sabios, novelistas, dramaturgos y poetas, sino que, 
además, desprendo fuera de fronteras, poderosas corrientes que contribuyen 
a dar perfil de prestigio a la fisonomía moral del país de origen. 

Y nuestra república, que por glorioso destino es cuna de grandes 

hombres do letras — tanto, que bus obras han contribuido profunda y 
brillantemente a dar carácter al pensamiento americano, — requ ere ne- 
cesariamente y en forma organizada y de efectiva permanencia, una Bi- 

blioteca de escritores nacionales, los más notables y calificados. 

Varias han sido las iniciativas de carácter editorial que han habido 
en nuestro país; pero indudablemente, fuerza es destacarlo, el más ex- 

traordinario esfuerzo en tal sentido es el realizado por CLAUDIO GAR- 
CIA y Cía., La Editorial LA BOLSA DE LOS LIBROS, que lleva 
ya impresos más de medio millón de volúmenes, correspondientes a edi- 











YAMANDU RODRIGUEZ 


1810 


POEMA DRAMATICO EN TRES ACTOS 

EL MILAGRO 

Poema en un acto 


Segunda Edición 


OVIDIO FERNANDi 


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OtfAítTSMSNTO 

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***mné. 


CLAUDIO GARCIA y Cía. - Editores 
Calle Sarandí, 441 

Montevideo 


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MONTEVIDEO 













A OVIDIO FERNANDEZ RIOS 



ACTO PRIMERO 


La escena pasa en la Provincia de Córdoba, en una 
estancia de don Fernán Medina Vega . El telón de foro 
representa el campo. A la izquierda el fondo de tina 
azotea antigua; con una puerta practicable a escena y 
dos ventanas con rejas. 

Entre el telón de foro y la azotea, espacio practi- 
cable. Todas las bambalinas de la izquierda, follaje ; 
dejando un espacio practicable entre el telón de foro y 
la bambalina de último término. En el centro de la es- 
cena un arriate hecho con azulejos y un aljibe. 

Derecha e izquierda, la del público. Amanece du- 
rante el desarrollo de las primeras escenas . 


■ 



escena i 

DON LAUDELINO. — CHAJA 


Entran por el espacio practi- 
cable de la derecha. 

DON LAUDELINO ^ 

Asigún Don Fernán, tuitos los hombres 
que nacimos aquí, no sernos criollos. . . 

Parate, viá a llamar al padre León. 

Chajá mira al cielo y silba 
en aire de cifra. 

EL MISMO 

Si parece de Agosto la mañana. . . 

CHAJA 

Cantando. 


Como bichitos de luz. . . 

DON LAUDELINO 

Llamando en la primera veti- 
tana de la izqierda. 


- 15 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


Padre. . . stá’maneciendo. . . 

CHAJA 

Cantando. 

Relumbran las Tres Marías. . . 

DON LAUDEUINO 

Hablando con algien que es- 
tá oculto. 

Es el Chajá. . . sí. . . están matiando todos. . . 
ya vienen Rudecindo y Pablo. . . 

Entran los dos peones por el 
mismo practicable de la derecha. 

RUDECINDO 


Buenos. 


CHAJA 


Buenos. 

DON LAUDEbINO 

Volviendo al centro de la es- 
cena. 

Y asigún él, tuitos nosotros 
sernos hijos de España, ansina haigamos 
crecido junto con el “sombra e toro’ . . . 

Tuitos, lo mesmo vos, que éste y Matías. 


— 16 — 


18 10 


CHAJA 

Entonces, tata, yo también soy Godo? 

0 

PABLO 

Ande viste españoles los chajases! 

Signen entrando peones. 

DON LAUDEUINO 

Al Chajá 

Vos, por nuevito, no sabes que sólo 
J >ios, puede hacer y deshacer las patrias . . . 

Vos, no sabes. . . en fin, cuando seas mozo 
comprenderás de que naciste libre 
por nacer en la tierra que da potros. . . 

Abre el floriao camino de la cifra, 
pa que galope el alma sin estorbos 
Con el cuchillo de los totorales 
afila espinas en los orgullosos 
y quiere, m’hijo que los gauchos sean, 

I «landos de corazón. . . duros de lomo! 

pablo 

No se olvido de cuasi nada el suelo!.. 

l,AUl>KI.!NO 

Cuminutuk) hacia, la ventana 
donde golpeara. 

Sí, Pablo, sí. . . se olvidó de hacer flojos!. . 


2 


- 17 - 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


EEEUTERIO 

Nos ha llamado el Padre, Don Eduardo, 
sigún parece, quiere que muy pronto. . . 

EAUDEMNO 

Llamando. 

¿Se durmió, Padre? 

ELEUTERIO 

Nos alcemos tuitos. 

PABLO 

Lindo pa los caranchos! De golosos 
van a’letiar sobre las osamentas! 


ESCENA II 

LOS MISMOS. — FRAY LEON 
FRAY LEON 

Aparecerá en la puerta de 1® 
izquierda al oir las últimas pa- 
labras. Los peones se descubren 
y lo rodean. 

Los huesos de los libres son abono; 
enriquecen la tierra y la preparan 
para que llene el surco esa semilla 


— 18 — 


18 10 


que arrojan las tormentas. . . 

Muchachos : sale el Sol para nosotros. 

El puma pronto batirá al león; 
hombres, tacuaras, cimarrones, potros, 
todo se apresta a la emancipación. 

LAUDELINO 

¿Somos mudhos los gauchos? 

FRAY LEON 

Hoy son pocos ; 
l>ero quién mira el número ! El derecho 
agranda el grupo que en la carga avanza ; 
Un montonero es un centauro hecho 
de un gaucho, de un caballo y de una lanza. 
Muchachos: yo predico la cruzada 
por la Patria y por Dios! A vuestro lado 
lie de ser a la vez, cura y soldado; 
la cruz y el sable llevaré conmigo! 

Quiero dar mi consuelo al moribundo 
y quiero dar mi pecho al enemigo. . . 

\ .1 Ihicnos Aires vive emancipada; 

Mayo, mes de laureles, la bendijo; 
Vayamos a morir en la patriada! 

\ 0 afari en la mitad de la jornada, 
en el nombre de Dios el Crucifijo, 
y en el nombre de América la espada. 

pabeo 

Mesmo, Padre León, mitos iremos 


— 19 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


V 


con don Eduardo y con Usté; de fijo 
que cuando con los godos no topemos 
quién es más fuerte al combatir sabremos, 
si los contrarios, o la paisanada. . . 

FRAY IyKON 

España es un león . . . tiene un gran brillo 
de serena altivez en la mirada! 

uaudeuno 

Yo he peliao al jaguar con mi cuchillo; 
él era juerte, pero su colmillo 
raleaba noche a noche mi majada. 


ESCENA III 

LOS MISMOS. — Luego MATIAS 

UN PEON 


Llega el indio. . . 


MATIAS 

Por fin, indio Matías; 

(Entra ipor el practicable de 
la izquierda. Trae en las ma- 
nos un clarín y un haz de sa- 
bles. 

lie galopiao tres noches y tres días. 


— 20 — 


l 


18 10 


Pero, alléguense aquí... 


El grupo se dirige hacia el 
foro y mira si campo por el 
‘practicable de la izquierda. 

¿Ven la lomada? 

FRAY LEON 

Golpea en la ventana de la 
izquierda. 

Eduardo!. . Ya llegó. 


EDUARDO 

Dentro. 

Voy al momento. 

MATIAS 

¿Distinguen? La bandera flota al viento; 

e* gente goda... | < 

LAUDELINO 

Son dos escuadrones; 

alcanzo a ver que llevan tres cañones. . . * 

UN PEON 

V relumbran los brutos, como espejos! 

MATIAS 

Marchan con rumbos a la sierra... 

— 21 — 


A 


Y A tí A N D U 


V 


rodríguez 


FRAY l,EON 

Entonce 

irán buscando una incorporación. 

CHAJA 


Tata, qué es un cañón ? 

EAUDELINO 

Es un cañón 
como un ujero retobao de bronce, 
que truena, m’hijo, y mata desde lejos! 


ESCENA IV 

LOS MISMOS, -h EDUARDO 
EDUARDO 

Entra por la puerta de la iz- 
quierda; dirigiéndose a Matka. 

Indio!. . Dios te bendiga! 


El indio se arrodilla para re- 
cibir su bendición. 

Pero acércate 

y lo que sepas cuéntanos ligero. 

MATIAS 

Ventié com’una virazón de muerte! 


— 22 — 


Parece que han toriao un avispero. . . 
Padrino, don León, la cosa es juerte. 

1 )icen que en el poblao ha’bido un grito 
•para la libertó. . . 


CHAJA 

Lindo . . . 

MATIAS 


De suerte 

que hasta los esterales cuajan criollos. 

La indiada abandonó las tolderías. 

1,03 hombres olvidaron sus quehaceres, 
y no se quedan más que las mujeres 
y los gurises en las rancherías . . . 

EDUARDO 

¿Y Julio? 


MATIAS 

Entusiasmao. ¡Pero habla lindo! 
I íablándome de patria, yo, un salvaje, 
me eché a llorar igual que un chiquilín. . . 

FRAY lyEON 


Qué nos mandó? 


MATIAS 


Un recuerdo de coraje! 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


UUDEL1NO 

No lo necesitamos. 


EDUARDO 

Y qué más? 

MATIAS 

Diez sables, una carta y un clarín . . . 

# 

Entrega la carta a Eduardo. 
Vocean los peones. 

# 

EDUARDO 

A Laudelino. 

Silencio ! 

Viejo, quiero que mi tío 
ignore por ahora que nos vemos. 

Cada cual al trabajo. 


A Fray León. 

Ven y leamos. 

Por los espacios practicables 
salen los peones recogiendo los 
aperos y lazos. 


18 10 


ESCENA V 

EDUARDO — FRAY LEON — MATIAS 
EDUARDO 

Leyendo. 

Kduardo: 

Ya no hay noche; sobre el inmenso llano 
ha elevado su tea de fuego el Aconcagua. 

Kl martillo del odio golpea en esa fragua 
y se llenan de chispas el doctor y el paisano 
Tengo una sola nube en la aurora del alma: 
queda mi padre a solas con su altivez de Hispano. 
Pero qué hacer! No puedo permanecer en calma 
cuando la grey heroica se apresta a combatir. . . 
Cabalgo en un fogoso redomón pampeano; 
la espuela del ensueño mi potro acicatea; 

I k*1 któ en la pelea 
agua de porvenir. 

Que mi mensaje sea un jubiloso hosanna! 

Al fin el alma pudo ver la patria despierta! 

Ya el primer entrevero y en la primera victoria 
m bautizó con sangre la causa americana. 

Kl valor podrá pronto florecer sin estorbos! 

por eso ese clarín que ayer tocaba alerta, 

va a enronquecer de gloria en una eterna diana; 

MATIAS 

Como hablándole al clarín 
que conserva en la diestra. 

Vas a ladrar ansina cuando muerdan los corvos! 


— 25 — 


Y A M A N D V R O D R I G U B Z 









Hace sonar una nota estri- 
dente. 

FRAY LEON 

Este bárbaro, Eduardo, nos pone en un apuro. . . 

EDUARDO 


Indio, exijo silencio! 

FRAY LEON 

Refiérese a la carta. 
Quedamos en las dianas. 

EDUARDO 

Prosigue la lectura. 

Le dirás a mi padre que con mis dos hermanas 
se ponga hoy mismo en viaje, el pueblo es más seguro”. 


\ 


ESCENA VI 
LOS MISMOS. — ELENA 

% 

ELENA 

Entra por la puerta de la iz- 
quierda. 

Tengo una clarinada vibrando en el oído ! 


— 26 — 


Con asombro. 


Están solos? Temía ver el patio invadido 
por las caballerías de una hueste patriota . . . 

Si supieras, Eduardo, qué miedos he tenido! 

FRAY L,EON 

* 

Fue el indio. Por qué temes? Fernán oyó esa nota? 

EEENA 

Ya lo creo y el pobre se ha llenado de alarmas. 

Ha de venir, sin duda. . . 

Mirando las armas. 

Por todas partes sables! 

EDUARDO 

León, vamos con Matías a guardar esas armas. 

Salen Fray León y Matías por 
el practicable de la derecha. 


ESCENA VII 

EDUARDO. — ELENA 
EDUARDO 

Al irse. 

Tu hermano quiere que se vayan pronto ! 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


Según parece el movimiento crece 
y la esperanza de la patria aumenta. 

ELENA 


Esperanza sangrienta! 

EDUARDO 

Generosa esperanza ! 

Sale <por el practicable de la 
derecha. 


ESCENA VIII 


TENIENTE ZORRILLA. — ELENA 
ZORRILLA 

Saliendo por la puerta de la 
izquierda. 

Algo ocurre sin duda? 


ELENA 


Sí ! Nos marchamos hoy. 
zorrilla 


Por fin, Elena! 


ELENA 

Esta quietud le cansa ? 


— 28 — 


ZORRILLA 


(Y>mo he de fatigarme cuando estoy 
junto a usted, que es rimero de bonanza? 
No se ría de mí. . . Me creerá loco. . . 

LLENA 

Yo de las burlas nada amante soy: 
onrío mucho, pero río poco. . . 

zorrilla 

Kh extraño en verdad; pero aquí siento 

«'••i no el presentimiento 

de que nos alejamos. ¿Me equivoco? 

ELENA 

(Veo que es un absurdo más. 

ZORRILLA 


Sí ; siento 

que una angustia imposible de explicar 
llena todo mi ser al ver a Eduardo. . . 
Absurdo, si usted quiere, pero aguardo 
enn ansia la señal de la partida! 


Y A II A N D U 


RODRIGUEZ 


ESCENA IX 

LOS MISMOS — DON FERNAN — MARGARA 
Luego EDUARDO 

DON FERNAN 

Entrando con Margara por la 
puerta de la izquierda. 

Llegó carta? 

Eduardo entra con la. carta 
por el practicable de la derecha. 

ELENA ^ 

La tiene Eduardo. 

ED.UARDO 


Sí! 

Julio escribió y vine a darle cuenta. 

Tío, ya se aproxima la tormenta 
y será bien que no lo encuentre aquí. . . 

MARGARA 

Julio le pide que acelere el viaje? 

Dios sabe si esta guerra será cruenta! 

ELENA 

Pero él lo quiere así! 

ZORRILLA 

Dice Julio en la carta si hubo encuentros? 


18 10 


EDUARDO 

No hay ningún alba que no tenga rojos. . . 

ZORRIUUA 

El triunfo ha de haber sido de los nuestros? 

EDUARDO 

Con intención. 

Sí, de los nuestros! 

* EDEN A 

Siento que toda mi alma está de hinojos. 

Padre, debemos irnos porque aquí, 
el tigre de la guerra 
ha clavado en mis ojos 
El fuego de sus ojos de rubí. 

EDUARDO 

Es necesario que se marche hoy mismo. 

DON FERNAN 

Pero, decid : qué mueve al montonero 
a luchar contra el rey? 

EDUARDO 

El patriotismo. 


— 31 — 


y A M A N D U 


R O D R I G U 1 


ZORRILLA 

La tropa castigando ese lirismo, 
volverá a poner paz en esta tierra. . . 

EDUARDO 

Paz de sepulcro es paz que mueve a guerra! 
Quien clava cruces siembra redenciones, 
porque el derecho siempre resucita . . . 

zorrilla 

Salen a combatir por ilusiones! 

4 

DON* FERNAN 

La gloria de Castilla no les basta? 

EDUARDO 

La gloria de Castilla les agita. 

Es natural, señor, que estas naciones 
sus derechos reclamen ... 

No les debe extrañar a los leones 
que los cachorros bramen! 

ELENA 

Llévate a padre hasta el jardín. Margara, 
acaso allí distraiga su atención. 

No lo ves? Es la eterna discusión, 
cuña de encono que a los dos separa 
y cada día los aleja más. . . 


— 32 — 


18 10 


ZORRILLA 

Padece un gran error el que compara ! 
Haremos acabar la insurrección. 

ELENA 

Si es la serenidad mi religión, 

Dios, no querrá verme feliz jamás? 

MARGARA 

Padre : antes de marcharnos he pensado 
que es una ingratitud no despedirnos 
de ese jardín que tanto ha perfumado 
las horas apacibles de la estancia 
Allí estaremos en un mundo aparte; 
lo va a desconocer ; para el que parte 
las flores siempre cambian de fragancia. 
Es su aroma cual una confidencia 
v nos habla ese olor desconocido, 
de las rosas que mueren en olvido, 
y las rosas que nacen en la ausencia. 

DON FERNAN 


Bien, hija, vamos. . . 


A Eduardo. 
Cuide -el insurgente 

con lo que hace ; si al buscar pendencia 
olvida el nervio de la Hispana gente, 
y lo que puede el brazo de la historia, 

s — 33 — 


i 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


un siglo y otro siglo, edificando 

el templo del honor en la conciencia 

de una raza valiente, 

que Bailén les refresque la memoria! 

EDUARDO 

Bailén es la jornada de la gloria 
en el camino de la independencia ! 

ELENA 

Eduardo, por favor!.. Ruego prudencia... 
Si el ambiente está lleno de rencores 
evocarlos tan solo, es encenderlos. 

EDUARDO 

Pretenden estrujas viejos amores 
y es mi deber tratar de defenderlos! 

MARGARA 

Busquemos el desquite de las flores! 

DON FERNAN 

¿Quieren que el viejo régimen termine? 
Colegiales que expulsan al maestro 
porque creyeron que lo saben todo! 

Aquí no ha de morir jamás lo nuestro! 

EDUARDO 

Queremos el mañana, no el pasado. . . 


— 34 — 



18 10 


DON FERNAN 

Aunque lo americano predomine 
no impedirá que el alma se ilumine 
con aquel fuego que incendió las naves 
de Hernán Cortés, ni que este gran soldado 
llegue al templo del Sol con su mesnada, 
y en oro azteca forje guarniciones 
para la empuñadura de su espada. 

EDUARDO 


Y además . . . 


DON FERNAN 

Basta ya! Yo no transijo; 
no hay en vuestra defensa más que agravios 
y me asombra escucharlos de los labios 
de quien se dice de Españoles hijo! 

MARGARA 

Padre, si Eduardo no pensó ofenderlo. . . 

¿No recuerda su loco quijotismo? 

Es preciso — en verdad — no conocerlo! 

Si a los realistas alguien atacara 
él los saldría a defender lo mismo. . . 

9 Retirándose con Don Fernán. 

Tiene la culpa el Sol: un espejismo 
hace a mi primo imaginarse paria 
y es natural que su alma visionaria 


— 35 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


prenda sobre el penacho del lirismo 
una cocarda revolucionaria! 


Por el (practicable de la iz- 
quierda salen don Fernán, Zo- 
rrilla y Margara. 

EDUARDO 

Llaman enfermedad al patriotismo! 


EvSCENA X 

EDUADO Y ELENA 
ELENA 

Eduardo: yo también estoy enferma. . . 
Eduardo : yo también me siento paria . . . 
Soy corno tú, doliente y visionaria. 

Una llanura que ha quedado yerma 
y no tiene ni un árbol florecido 
para que un ideal levante nido. . . 

Laguna eternamente solitaria 
en la que naufragó la fantasía 
y sólo se salvó la pesadumbre. . . 

Pues bajo la amenaza del olvido, 
del boscaje de piedra de mi cumbre 
hasta el último cóndor ha partido. 

EDUARDO 


Quieres que vuelva? 


— 36 — 


18 10 


ELENA 

En mi incertidumbre 
sólo puedo añorar lo que se ha ido. . . 

EDUARDO 

Está en tu mano repoblar la cumbre; 
haz de la voluntad como una estrella 
para guiar al pájaro perdido; 
verás cuando esa llama los alumbre, 
que hasta el último cóndor vuelve al nido. 

ELENA 

Toda mi voluntad está al servicio 

de este mundo de penas que la alumbra. . . 

Soy una pobre flor de sacrificio 

que se marchita en un jardín de bruma, 

y es mi dolor como el cedrón, Eduardo, 

que cuanto más lo estrujan más perfuma. 

• EDUARDO 

Asistirás a un sueño que se esfuma, 
cuando todo el espíritu lo espera? 

Y si mañana, Elena, la quimera 
le pide cuentas a tu cobardía 
de aquella flores que le diera un día 
para tu corazón en Primavera? 

ELENA 

Yo no tengo la culpa, le diría. . . 


— 37 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


EDUARDO 

Y si mi vida, pálida viajera 
por el país de la melancolía, 
en mitad del camino te saliera? 

ELENA 

Yo no tengo la culpa, le diría. . 
Tú me dejaste sola cuando era 
necesidad en mí tu compañía . . . 

EDUARDO 


Ese señor Zorrilla! 


ELENA 

No le acuses. . . 

Bien viste que el culpable fué el destino! 

EDUARDO 

Yo nada vi! Si me quedé sin luces 
en la parte más bella del camino! 

Sí; desde que a tu padre le convino 
concertar tu noviazgo con Zorrilla, 
me sorprendió la noche y sólo brilla 
la estrella del rencor en mi destino. 

ELENA 

Que el sueño no termine en pesadilla ! 
Pobre viajera que perdió el bagaje 

— 58 — 


X 


18 10 


cuando recién se echaba a caminar, 
llamo en tu pecho procurando calma. 

EDUARDO 

Para qué entrar si has de seguir el viaje 
Será inhospitalario mi hospedaje. . . 

Ya no tengo ni un leño en el hogar! 

• ELENA 

Es que cae tanta nieve sobre el alma! 

EDUARDO 

Pronto lucirá el Sol en tu paisaje. . . 

ELENA 

Me queda una gran sombra que pasar 
y tengo miedo, tú no vas a estar 
junto a mi corazón con tu idealismo! 

El peso del mañana no te agobia? 

EDUARDO 

Mañana yo conoceré otra novia. 

Y es tu rival el gesto, el grito, el verso. 
Con ella el alma es rosa en el lirismo, 
puma en el peñascal del heroísmo 
y águila en los picachos del esfuerzo! 
Todos los soñadores la soñamos, 
todos los oprimidos la queremos, 
todos los olvidados la esperamos. 

% • 


— 39 - 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


Y porque los anónimos tenemos 
grabada allá en lo íntimo su estampa, 
para adornar su frente, lograremos 
con el crisol de las acciones grandes, 
engarzar la esmeralda de la Pampa 
en los garfios dé piedra de los Andes! 


ESCENA XI 

* 

LOS MISMOS. — DON LAUDELINO 
LAUDELINO 

Entra por el practicable de la 
izquierda. 

Niña: el señor Zorrilla y el patrón 
me dijeron que la haga dir pa allá. . . 

Están ajuera en gran conversación. 

EDUARDO 

Viejo: vuelva a decirles que no va! 

ELENA 


Eduardo, debo ir. . . 

EDUARDO 

Tienes razón. 

Para qué hacer luchar al corazón 
cuando sabemos que sucumbirá! 


18 10 


LAUDEUINO 

Si no se apuran, la revolución 
no los va a dejar dir a la ciudá! 

EDUARDO 

Mire, en vez de volver, llame a León 
y haga a los peones preparar ligero 
la diligencia en que se va mi gente . . . 

A qué horas llegarán! i 

laudeuno 

De juramente. 

van a desensillar con el lucero. . . 

Sale por el practicable de la 
derecha. 

ESCENA XII - 

EDUARDO. — ELENA 

Elena hace medio mutis. 
EDUARDO 

No te vayas aún, oye. . . querría 
mirarte largo rato todavía. . . 

Aprovechar que sufres a mi lado 
y abrir una ventana en mi memoria 
para mirar los dos hacia el pasado. . . 


— 41 — 


y A M A N D 


U 


R 


O 


D R 1 G U B Z 


ELENA 

Cuando a escondidas rece por tu gloria 
yo estaré arrodillada en el pasa do. 


EDUARDO 

No te vayas aún, oye. . . querría 
mirarte largo rato todavía. 

Verte juntar las manos con tristeza, 
y en ,a v 'ctoria de una confesión 
conseguir que tu falta de entereza 
pida perdones a mi corazón 

ELENA 

Vo le pido perdón por su tristeza, 
yo le pido perdón ! 


EDUARDO 

Va que eres cicatriz y he de llevarte 
eternamente sobre mi alegría 
No te vayas aún. Me gustaría 
Por largo rato y con frialdad mirarte. 

ELENA 

Tiene un rayo de hielo tu mirada; 
Eduardo: ¿No es bastante mi agonía? 

EDUARDO 

Y junto a la tristeza de pensar 


— 42 — 


18 10 


en la separación... Ya ves... Querría 
que de pronto, rompieras a llorar ! 


ESCENA XIII 

ELENA. — EDUARDO. — FRAY LEON. — ZORRILLA 

Elena llora en los brazos de 
Fray León que entra ¡por el prac- 
ticable de la derecha. Zorrilla 
distingue el final de escena 
anterior. 

ZORRILLA 

Mira a Eduardo mientras ha- 
bla. 

Pero es que llora Elena! Llora mi prometida! 

FRAY LEON 

Hija mía, tu lloro es un triste presagio 
antes de la partida . . . 


ELENA 

Esa debilidad más que nadie deploro! 

ZORRILLA 

Pero ha llorado, Elena. . . La he visto sollozante! 

ELENA 

Todo pasó, mi amigo. No ve? Si ya no lloro! 


— 43 — 


J 


Y A M A N D U RODRIGUEZ 


ZORRILLA 

Hago mías sus lágrimas. Mojo en ellas mi guante ! 
A quien quiera que fuera de ese llanto causante 
su cobardía enrostro 
y este cartel de odio le abofetee el rostro : 

Digo que es mal caballero 
y no merece el honor 
de qe lo hiera mi acero. 

Digo que es sólo un villano 
que va mi mano a enlodar 
si lo castiga mi mano. 

* Y digo que es un cobarde 
que correctivo reclama, 
el hombre que en el quebranto 
hizo que corriera el llanto 
por el rostro de mi dama ! 

ELENA 

Zorrilla, si no es nada! Fue causa de mi herida 
pensar en cuántos pobres enterrarán su vida 
en esa sepultura que dan en llamar guerra. 

Vi madres en los ranchos Tmadres en la cabaña 
perdida en la colina de una lejana tierra, 
y senti conmoverse los grandes corazones, 
de América y España! 

FRAY LEON 

Con fastidio. 

No merecía el hecho el que fuera tratado 
con palabra tan recia! 


— 44 — 


18 10 


ZORRILLA 


Señor, yo no hablo fuerte con la gente de iglesia 


ELENA 


I 


Zorrilla, si su enojo lo motivó la necia 
ternura de mi alma; si algo puede el llamado 
de una mujer que sufre un tormento ignorado. 
Si en su nobleza siempre consiguió mi temblor 
una flor de clemencia . . . Como inmenso favor, 
como una limosna, hoy reclamo esa flor! 


zorrilla 


Siempre acaté sus órdenes . . . 


ELENA 


Oiga sólo mi ruego : 


retire esas ofensas; presiento que en su fuego 
se quemarán mis alas... Por qué insultar, si Eduardo... 


EDUARDO 


Te equivocas, Elena! Yo no he sido insultado. 
Si mi amigo Zorrilla, sólo muy ofuscado 
pudo hablar de ese modo . . . 


FRAY LEON 



Con asombro. 


— 45 — 


V 


Y A M A N D U RODRIGUEZ 


EDUARDO 

Hubo un error, mi prima, un error que comprendo, 
aunque me ha sorprendido en un hombre educado! 
Zorrilla, tan galante, te debe sus excusas 
por haberte alustado. . . 


A Zorrilla. 

No es verdad que bien lejos de ser dos enemigos, 
nosotros nos queremos como buenos amigos? 

zorrilla 

Cómo no serlo de hombre con tanta educación ! 

FRAY LEON 

A Elena, con indignación. 

Hija, uno nunca acaba de conocer los hombres ! 

EDUARDO 

A Elena. 

Ya ves, todo arreglado con mi buena intención; 
de nada tengas miedo!.. 

FRAY LEON 

Con sarcasmo. 

Y de nada te asombres! 


— 46 — 



EDUARDO 


Puedes irte tranquila a preparar tus cosas. . . 
Ha pasado el ciclón . . . 


Elena sale lentamente por la 
puerta de la izquierda. León y 
Zorrilla vuelven la espalda a 
Eduardo. 


ESCENA XIV 

LOS MISMOS, menos ELENA 
EDUARDO 

A Zorrilla. 

Señor: puede simular 
y hasta debe sonreír, 
el que en distinto lugar 
cuando tocan a matar 
se pone serio al herir. . . 
Porque no es puesto en razón 
el defender a una dama 
y echar todo por la lengua, 
cuando lo cortés no amengua 
lo que anima el corazón . . . 
Por su cartel insultante, 
por aquel dulce quebranto 
donde se formó en secreto 
la nube de un desencanto, 
por el odio de su reto, 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


por su palabra humillante, 
por el secreto del llanto 
por todo: recojo el guante! 

FRAY LEON 

Abrazando a Eduardo. 

Discúlpame si en mi fuero 
llegué hasta dudar de tí. . . 

No adiviné que altanero 
para dar paso al ibero, 
ocultaste al guaraní. 

A Zorrilla. 

Señor, no ha pasado en vano 
vuestra raza por aquí 
Ya veis que dentro de sí 
lleva cada americano, 
un capitán castellano 
y un cacique guaraní! 


ESCENA XV 

EOS MISMOS. — DON FENAN y MARGARA 

DON FERNAN 

Entrando a tiempo. 

Nos dejásteis solos. Teniente Zorrilla? 


— 48 — 


18 10 


MARGARA 

Y Hiena? 


ZORRILLA 

En su cuarto. 

DON FERNAN 

No perdamos tiempo! 

A ver si apresuras tu arreglo, chiquilla. 

MARGARA 

Pasando frente 
Fray León. 

Vaya una cara la de estos señores! 

A León. 

Si condecorara con flores tu sayo, 
qué predicarías? 


FRAY LEON 

Un sermón florido. 

MARGARA 

Vengo fastidiada! Hoy me he convencido 
de lo muy avaro que es el mes de mayo. 
Nos regala hojas y se guarda flores. . . 
Mal otoño espera a las mariposas í 


Eduardo y 


4 


— 49 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


EDUARDO 

Con intención. 

Sin embargo, éste dará tantas rosas! 

MARGARA 

Pobre la que nazca! Si alguna se atreve, 
para hacer que pague su curiosidad, 
don Invierno trae guadañas de nieve. . . 
Qué pena marcharnos ! . . 


Sale por la puerta de la iz- 
quierda. 


ESCENA XVI 

) 

LOS MISMOS, menos MARGARA 
ZORRILLA 

Mientras pasea en segundo 
término con don Fernán. 

Con seguridad. 

DON FERNAN 

Y los oficiales? 

ZORRILLA 

Los hará el combate. 


50 — 


18 10 


DON FERNAN 

Creéis que ellos tengan un Empecinado? 

zorrilla 

Cuando por ser libre un pueblo se bate 
siempre tiene un jefe: el general Patria. 
Táctico difícil de ser derrotado... 

DON FERNAN 


Lo derrotaremos! 


ZORRILLA 

Contáis el aliado? 

Se desborda el rio por negarnos vado; 
se empina la sierra para que el escucha 
nos haga imposible la menor sorpresa . . . 
El viento porfía y hasta el monte lucha, 
porque está con ellos la naturaleza. 

DON FERNAN 

Según me dijeron, esta madrugada 
vieron los peones pasar gente armada. 
Qué fuerzas serían? 


zorrilla 

No sé con certeza. . 
Acaso se trate de alguna avanzada 
la quien daré alcance. 


- 51 — 


— i 




" T 


Y A M A N D U RODRIGUEZ 


DON FERNAN 

Cómo? Vuestro intento 
era acompañarnos, según mi entender. . . 


ESCENA XVII 

LOS MISMOS. — DON LAUDELINO 

LAUDEUNO 

Entrando por el practicable de 
la derecha. 

Patrón, cuando guste . . . 

FRAY LEON 

Llamando. 

Elena, Margara! 

DON FERNAN 

A Zorrilla. 

Si en eso pensábais hasta hace un momento! 

ZORRILLA 

Señor, al agrado se impone el deber! 

Voy a incorporarme a mi regimiento. 


- 52 — 


18 10 


ESCENA XVIII 

LOS MISMOS. — ELENA y MARGARA 

Estas entrarán ipor la 
-de la izquierda. Vienen 
con sombreros de viaje. 
ELENA 

Vaya a saber cuándo podremos volver! 

MARGARA 

A Laudelino. 

Nos enemistamos, viejo, si en mi ausencia 
su nieto destruye mi nido de hornero. . . 

DON FERNAN 

Saben que perderemos un buen compañero 
de viaje? 


MARGARA 

No acierto. . . 

ZORRILLA 


No os dejaría. . 

Las revoluciones traen estas desgracias. 

Debo ir a reunirme con mi compañía. 

MARGARA 

Elena, sin duda, le dará las gracias 
por la preferencia. 


✓ 


puerta 

tocadas 


— 53 — 


Y A M A N D U 


R O D R I G U 


A Elena. 

Hermana, viajamos sin tu prometido! 

DON FERNAN 

Nada tan tedioso cual la travesía 

que se hace a menudo . . . todo es conocido ; 

no guarda ni un sólo secreto el paisaje 

y toca más parte de monotonía 

cuantos menos sean los que van en viaje. . . 

ELENA 

Dios haga monótono nuestro recorrido, 
pues temo que alguna fuerza nos ataje. 

DON FERNAN 

Niña: los que atajan son los salteadores! 

FRAY LEON 

A Eduardo. 

Nuestro tío esgrime muy bien el ultraje. 

DON FERNAN 

Sólo una gavilla de merodeadores 
podría asaltarnos... 


ZORRILLA 

Gente es tan osada ! 

— 54 — 




18 10 


DON FERNAN 

El que sin respeto por los bienhechores 
prepara emboscadas, 
y sale a camino contra sus mayores, 
bien puede, hija mía, inspirar temores! 

elena 

Yo no digo que ellos cometan desmanes. 

DON FERNAN 

Cuando ciertas gentes urden asonadas 
se hacen sospechosas la encrucijadas! 

• FRAY LEON 

A Eduardo. 

Ya nos ves, hermano, hecho capitanes 
de nuestra gavilla de merodeadores. 

EDUARDO 

Para Elena, al menos, somos luchadores. , . 

Dejemos que el viejo crea gavilanes 
a todas las águilas; por esos errores 
vendrán los pamperos de gloria que tienen 
rol de podadores y de sembradores. . . 

Y con los pamperos las águilas vienen! 

Se unen los grupos caminando 
hacia el foro. Entran varios gau- 
chos. 


- 55 - 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


DON FERNAN 

Eduardo : esta guerra inútil la hace 
un pueblo que lucha entre dos amores; 
un amor es viejo, otro apenas nace. 

El del padre España, cuenta muchos años 
y la madre América, unos pocos días . . . 

Eduardo: no creo que mis desengaños 
reaniméis haciendo obra esas teorías... 

Cómo puede un hombre soportar que ladre 
siempre en su conciencia 
el remordimiento de una apostasía? 

Qué hombre podría ir contra su padre? 

EDUARDO 

Contra quién, no importa. .. Yo sé que mi madre 
acunó mi infancia con la cantinela 
de la rebeldía. . . 

Recuerdo que niño, muy niño, 
solía 

enredar mis dedos entre la melena 
de íin león de América. . . 

Luego tuve un día 
mis predicadores de filosofía 
en todas las voces del campo salvaje; 
y como una turba que canta la santa 
canción del coraje, 

hoy llevo esas voces en el alma mía! 

Bien venida seas turba de los libres 
con olor a Selva y altivez de monte! 

Por si descubría la turba que avanza 


— 56 — 


18 10 


señor, treinta años miré al horizonte... 

Hoy a su esperanza junto mi esperanza. 

Hoy me voy contigo, turba de los libres 
con olor a selva y altivez de monte! 

DON FERNAN 

Ir contra los tuyos! Digna acción! Muy digna! 
Tienen mucho polvo los orgullos viejos! 
Colocaos el poncho; tirad la casaca, 
bien lejos... bien lejos! 


A sus hijas. 
Vamos. 

Muy hermosa su actitud, amigo! 

ELENA 

Eduardo, hasta siempre! 

DON FERNAN 

Nada de saludos! 

Saludar mis hijas a nuestro enemigo? 

MARGARA 

% 

Padre ! . . 


DON FERNAN 

Al coche, niñas, llevamos retardo. 


— 57 — 


Y A M A N D 


U R O D 


EDUARDO • 

* 

Váyanse, que siempre quedaran conmigo. 

Margara y Elena, mariposa y nardo! 

Salen seguidas de Zorrilla. 


escena XIX 

DON FERNAN. - “ EDUAM> ° 

DON FERNAN 

A Fray León. 

Venios. . . Su raza le impone el castigo 
de dejarle solo. 

FRAY LEON 

No está solo Eduardo: 
yo siempre le sigo. 

Mis ovejas tienen en su fe un abrigo; 
sus halcones tienen en mi fe un resguardo. 

DON FERNAN 

Hoy vais a seguirle? 

FRAY LEON 

Yo siempre le sigo; 
somos ala y ala de una misma ave 


— 58 - 


18 10 


en la hora buena y en la hora grave 
espina y espina de un mismo cardo. . . 

DON FERNAN 

Si no tiene patria!. . Vos fuisteis testigo 
de que lleva rumbos hacia el desencanto! 

FRAY LEON 

Yo siempre le sigo! 

DON FERNAN 

Sin la gloria vieja es como un mendigo! 

FRAY LEON 


Un mendigo santo! 

En ese sendero — Señor — le bendigo ! 

En ese sendero, señor, no le sigo . . . 

Si busca una patria yo me le adelanto! 

* 

ESCENA XX 
LOS MISMOS. — CHAJA 

Entra por el practicable de la 
derecha. Habla parfc el campo 
por el practicable de la izquier- 
da. 

CHAJA 

Tiene el caballo pronto, Don Teniente. . . 


59 - 


DON FERNAN 


Bien! Don Laudelino, cuidaréis de todo 
y si queréis iros, idos en malhora! 

LAUDELINO 

A Eduardo. 


Niño, yo me iría. 


EDUARDO 

Quédese, aún no es hora. 

Aún no se precisan las melenas blancas. . . 

DON FERNAN 

Cuidarán mis bienes, perros con carlancas! 

A Eduardo y León. 

Idos en malhora ! . . Os quise del lado 
de los que mantienen el ritual sagrado 
de las tradiciones . . . - 
Es el padrenuestro de las comuniones 
con la sangre heroica del antepasado. . . 

Es el madrigal que hemos escuchado 
de la dulce abuela, cuando nos decía, 
que en su juventud, 
aún no había muerto la galantería... 

Es aquel mandoble mellado de gloria 
que padre miraba, mientras repetía, 
lo que ya sabíamos todos de memoria : 


18 10 


Un Medina Vega lo esgrimió en Pavía! 

Ya véis; la familia con sus trovadores 
con sus caballeros llenos de hidalguía. . . 

Seréis desertores!... Cruzad los desiertos 
sin oir la cita de todos los muertos! 

Quedáos uno y otro con olor a selva! 

Sale por el practicable de la 
derecha. 




ESCENA XXI 


LOS MISMOS, menos DON FERNAN 


Entran más peones. 


FRAY LEON 

¿Dónde está Matías? 

PABLO 


V 


Indio! 

MATIAS 


Desde adentro. 

Ordene, Padre! 

FRAY LEON 

Reparte los sables! 

Pronto el tintineo de las nazarenas 


— 61 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


va a alegrar el tedio de las serranías . . . 

Al ver a Eduardo cabizbajo 
y alejado del grupo. 

Hermano, qué es eso? Yo no quiero penas. . . 

Estar triste cuando con las alegrías 
la partida gaucha va a poner verbenas 
en las rudas crines de los redomones ! 

Entra Matías, entrega un sa- 
ble a Eduardo y otro a Fray 
León. 

EDUARDO 

Cómo envidio, hermano, esa alma que pones 
en tus risas buenas. . . 

Desde mi marasmo 

quisiera seguirte. . . 

FRAY LEON 

Hoy me receté vino de entusiasmo 
para ver si olvido que debes batirte. 

EDUARDO 

Me roban a Elena! He ahí mi duelo. 

Cuando todos tienen luces de alborada, 
soy como una tarde, yo no tengo nada. . . 

Y el que nada pierde, nunca fué cobarde! 

FRAY LEON 

La tarde da flores al llegar Estío. . . 


— 62 — 


18 10 


EDUARDO 


Sin Elena el alma quedó abandonada. 

El odio es un huésped mejor que el hastio! 
Más que a los chacales, tenjo a la nevada, 
déjame que llene con odio el vacío! 


ESCENA XXII 

LOS MISMOS. — ZORRILLA 






Que vuelve por el practicable 
de la izquierda. Se oye el casca- 
beleo de la diligencia que partCi 


ZORRILLA 


A Eduardo. 


Señor : el desafío me aleja de mi amada, 
y esa ausencia la agrego a mis rencores. . . 

EDUARDO 

Para mí, los rencores son amores; 
tiene alma de mujer una estocada. 

zorrilla 

Vengo por ella. . . 

EDUARDO 

A Fray L,e6n. 

Déjanos, hermano. . . 








— 63 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


Fray León se retira hacia «1 
foro donde los peones forman 
gn«p. 

Es que ignoráis 3”;; lo do lo odiada 
y lo f&tal cj^ e p ara nl j destino 
ha sido muestra vida? 

ZORRIEUA 

e- 

Presiento mucho; pero no sé nada! 

La verdad? 


EDUARDO 

Siempre os será ocultada! 
Basta de charla!. . Debe hablar la espada! 
Toca a las anuas el jugar su rol. . . 

El sitio es bueno? 


zorrieua 

Os da el sol de frente. 

EDUARDO 

Si muero moriré de frente al sol. . . 

Mano a la espada! 

Sacan a relucir las armas. 
FRAY EEON 


Interponiéndose. 

Alto! 


18 10 


ZORRILLA 

Señor cura, no os necesitamos todavía. 

FRAY LEON 

Arriesgan ambos lo que no es de ustedes. 

zorrilla 

Más arriesga quien hace impertinencias! 

EDUARDO 

Hermano, por favor, por qué intercedes? 

Mi dignidad, mi honor, toda mi herencia 
debo reivindicar con brazo fuerte! 

FRAY LEON 

Alguien que debe ser obedecida, 
ordena se termine esta pendencia. 

EDUARDO 

Nada mas que el honor niítnda en mi vida! 

ZORRILLA 

Nada mas que el honor manda en| mi muerte! 

FRAY LEON 

I f na vida es del rey. 

Lft otra de la Patria. . . 

Míos deciden hoy de vuestra suerte! 

* — 65 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


Ellos están encima de esa ley 

que los manda matar por una ofensa. 

ZORRILLA 

Mi Rey quiere a los hombres de vergüenza ! 

EDUARDO 

La libertad no es madre de humillados! 

FRAY LEON 

Ambos deben luchar como soldados 
y bien pueden morir cual caballeros. 
Pronto el aliento de los entreveros 
pasará por los campos asolados . . . 

A Zorrilla, 


Vos defendéis el trono. . . 

Señalando a Eduardo. 

Esje se bate 

por conquistar independientes fueros ; 

El combate del trono y los pamperos 
puso a los dos en bien opuestos lados. 

ZORRILLA 

No vine a discutir! 

FRAY LEON 

Alimentados 


— 66 — 


18 10 


con el fuego interior, vuestros enconos 
se repliegan no más. . . No se avasalla 
el valor de los hombres con la espera ! 

Y cuando los ejércitos en lucha 
se alinien frente a frente, en ese instante 
en que latir el corazón se escucha, 
porque parece que hasta el viento calla 
por respeto al dolor de la batalla ; 
cuando tengan dos pueblos por testigos; 
cuando para avanzar los escuadrones 
esperan la señal de los clarines ; 
cierren espuelas a sus redomones 
y el choque haga crujir los corvejones! 
Para todos serán dos enemigos; 
para ustedes serán dos paladines. . . 

Esto, señores es, en mi concepto 
lo que hacen los grandes corazones! 

zorrilla 


Aceptáis vos? 


A Eduardo, 


EDUARDO 


Pues bien, señor: acepto. 

Guardan las armas. Se salu- 
dan ambos. Zorrilla se retira len- 
tamente por el foro. 

MATIAS 

A Fray León. 

Padre: se va no más? 


— 67 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


PABLO 

Vamos Matías 

y entre los dos lo hacemos prisionero. 

EDUARDO 

Adelantándose amenazante; a 
los ipeones. 

Debe sernos sagrado; y :al primero 

que se mueva, lo mato, 

para hacerle pagar su felonía! 

ZORRILLA 

Desde el foro se vuelve y di- 
rígese a Eduardo. 

Tener tal enemigo es honra mía! 

FRAY LEON 

Veis, señor, que es verdad lo que os decía? 

Contadle a nuestro tío que en las selvas, 
quedan gentiles hombres todavía ! . . 


TELON 


— 68 — 


ACTO SEGUNDO 


Sala de la Epoca en casa de Don Fernán Medina 
Vega. Ciudad de Córdoba. 

Es de noche. A la derecha dos puertas practica ■ 
bles. A la izquierda, en segundo término una puerta 
practicable. En el foro dos ventanas ; la de la izquierda 
( con reja) practicable, por ella se ve una calle. En un 
testero un retrato de Fernando VII. En el centro del 
foro un altar, una hornacina con una virgen. Mesas 
sillones y sillas de la época. Una araña con velas. 


— 69 — 
















ESCENA I 

ELENA. — RUIBAL. — ÑUÑO AGUERRE. — MARGARA. 
OFICIALES ESPAÑOLES. — DAMAS DE LA EPOCA 

DAMA PRIMERA 

Don Fernán ha salido? 


ELENA 

A casa del Oidor, 
por nada de este mundo dejará su partida 
de tresillo; no vuelve hasta el toque de queda. 

MARGARA 

La jugada sin duda será muy divertida; 
yo quisiera, señora, Aprender a la rueda 
cuando aparece alguna novedad militar. 

Si la noticia es buena, juramentos. . . Abrazos. . . 
El Oidor viva a España con su ronco vocear. 
Padre ya se imagina preparando los lazos 
con los que ha de colgar 
a aquellos dos salvajes que fueron sus sobrinos, 


— 71 - 


y A M A N D U 


R O D R I G U 


para que el escarmiento cunda por todo el suelo; 
y el cura quiere ediar las campanas a vuelo. . . 

ELENA 

/ 

Juegas con lo que es causa de tanto sinsabor! 

MARGARA 

Si la noticia es mala? Entonces hay un traidor! 
La discusión empieza por ser amargo duelo; 
sobran golpes de puño, faltan buenas razones, 
cruzan nombres de Jefes sin Patria y sin honor 
y es fatal; se pelean; Padre, Cura y Oidor. . . 

ELENA 

Hermana, desapruebo tus burlas. 

MARGARA 

Es mi anhelo 

hacer que la alegría 
nos haga compañía! 

No olvides que es de fiesta para todos, tu día. 

DAMA PRIMERA 

Y que está sólo contra muchos meses > de duelo. 

MILITAR 

Luego, Elena, en lo dicho no pudo haber agravio. 
La burla, se perfuma de amores en el labio 
de gentil burladora. Si es de tormenta el cielo, 


— 72 — 


! 


18 10 


Margara, que sonríe sobre todas las cosas, 
debe esos nubarrones constelar de sonrisas. . . 

MARGARA 

Aunque el ramo lo forman flores artificiales; 
porque esas flores tienen apariencias de rosas, 
pongo en él los claveles del aire de mis risas 
v te lo ofrezco, hermana. . . 

DAMA TERCERA 

Y Zorrilla está ausente cuando usted cumple años? 


Novias de militares no pueden ser celosas. 

A Zorrilla le espera una noche de hastío 
en la guardia, tarea muy poco divertida. 

DAMA PRIMERA 

Dicen que le trajeron a curar de una herida 
que recibió en el pecho? 

RUI BAL 

Grave herida, en verdad 

lo ha tenido dos meses sin moverse del lecho. . . 

ELENA 

* 

Mientras se restablece, los jefes ordenaron 
que Zorrilla comande tropas en la ciudad. 


— 73 — 


Y A M A N D U RODRIGUEZ 


DAMA PRIMERA 

Fantasías de guerra, de las que no me fío, 
vistieron ese hecho con extraño atavio, 
y mil cuentos curiosos entonces se contaron; 
recuerdo me dijeron 
que a su novio lo hirieron 
en un caballeresco desafío. 

MARGARA 

Y esas voces, señora, no mintieron. 

DAMA PRIMERA 

Con impaciencia ansio 
conocer tal proeza de un oficial de España 
hoy que la desventura de la guerra, acompaña 
el valor de esa tropa sangrante de reveses. 

AGUERRE 1 


El Alférez podría 
contarla con detalles . . . 


EEENA 

Su recuerdo me daña. 
Evocar la amargura es vivirla dos veces. 

«i 


RUI B AI, 

En su honor bien quisiera relatar esa hazaña; 


— 74 — 




18 10 


MARGARA 

Mi capricho reclama de su galantería 
un amable permiso: quiero ser narradora 
de ese lance que supo en la nuestra campaña 
resucitar los tiempos de la caballería. 

RUI bal 

Le concedo encantado de escuchar el romance, 
pues tal será sin duda el relato del lance 
rimado con la gracia sutil de su poesía. 


ESCENA II 

LOS MISMOS, Luego JULIO 

MARGARA 

Sobre el campo amanecía . . . 

Las tropas en formación 
viven, mientras llega el día, 
ese in^inte de emoción, 
en que a los labios asoma 
como bíblica paloma 
de paz, el Ave María. . . 

De pronto, sobre los labios, el rezo 
quedó vibrando 

cortado por el amén de un clarín. 

Pasa el toque como un beso 
que fuera frente por frente 


— 75 - 


V ^ 


Y A M A N D U R O D R I G 


J 

* 

toda !a tropa besando; 
noca de atención, valiente. 
Aguja de oro que pasa, 
por los pechos, hilvanando 
la voluntad de comando 
en el pendón de la raza. 


Entra Julio. 

Y la raza estuvo allí como en sus mejores días. 
Cada ejército orgulloso 
ve salir su paladín. 

Oueda en silencio el clarín, 
y empieza entonce el combate, 

Zorrilla, altivo, se bate 
porque al riego de la hazaña 
el Santo nombre de España 
siga floreciendo gloria. 

Se obstina en callar la historia 

quién era el otro campeón; 

pero con admiración 

por su fuerte corazón 

hasta la tropa real le acompaña. 

Fué Roland de la maraña 
Juan sin nombre que soñó 
en el huracán. Llevó 
a la lucha esa esperanza 
eternal de la pradera, 
y como bravo, encontró 
en el tonco de la estirpe, 
madera 
para su lanza. 


U E Z 




% 




— 76 — 




18 10 


Y así la Gloria los vió 
al elnpezar ese día 

en relieve de hidalguía 
sobre el frontis de la aurora. 

Y la estirpe tiunfadora 
puso en aquellos rivales 
ese milagro de astrales 
brillazones que chispean 
si las pasiones golpean 

en el metal de las almas. 

Luz que la raza encendió 
en la noche del pasado, 
para alumbrar su destino; 
sacro fuego alimentado 
por todos los que han quedado 
desde entonce en el camino. 
Astro que los nubarrones 
pueden el paso ocultar 
como ocultan los carbones 
al diamante. 

Pero vuelve rutilante 
otra vez a fulgurar 
después de los aquilones . . . 
Como las constelaciones 
de su eterno lagrimear. 

julio 

Parece que en I09 patriotas 
hay hombres de corazón. 

RUI bal 

Es verdad que nadie ignora! 


— 77 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


dama tercera 
Julio, y el otro oficial? 


JULIO 


Nadie conoce, señora. 

DAMA PRIMERA 

El nombre de ese rebelde 
Zorrilla no ha de ignorar. 

marcara 

Pero lo quiere ocultar 
y se niega con calor 
ese nombre a pronunciar. 

julio 


Un rebelde prisionero 
me dijo que el adversario 
es un joven* guerrillero 
temerario 
y soñador; 

dicen que tiene una herida 
que nunca cierra, de suerte 
que cuando lucha se advierte 
que es un condenado a vida 
pues no lo quiere la muerte. . . 

Las damas se levantan. 


— 78 — 


18 10 


ELENA 

Tan pronto nos dejan? 

RUI bal 

Ya es la hora de partir. 

DAMA SEGUNDA 

Siento hondamente el dejar 
a tan amable reunión... 


El grupo se retira por la puer- 
ta de la izquierda. 


ELENA 

Los vamos a acompañar. 

RUI BAL 


Se queda? 


A Ñuño Aguerre. 


\ 


JULIO 

La dispersión 
deja este amigo a mi lado. 

aguerre 

Sí. Me resisto a marchar 
todavía. . . 


Sale el militar por la puerta 
de la izquierda. 


— 79 — 



Y A M A N D U 


ROD.RIGUEZ 


JUUO 

Que me esperen, allá iré sin retardo. 

Sale Aguerre por la puerta de 
te izquierda. 


ESCENA IV 

JULIO. — ELENA. — MARGARA 
JUUO 

A Elena y Margara que en- 
tran por la izquierda. 

Esta noche Eduardo entrará en la Plaza. 

ELENA 

Eduardo?. . Y no sabe que el peligro suele 
hacer centinela 

sobre las almenas llenas de amenazas? 

Ignora que es dueño de la Ciudadela 
y todas las noches sale con la muerte 
para hacer su ronda? 


MARGARA 

A tantas preguntas, Eduardo responda; 
ginete en el negro potro de la audacia 
es como he soñado a mi caballero . . . 


— 80 — 


18 10 


ESCENA III 

JULIO. — AGUERRE 
AGUERRE 


Julio, en el Comité 

esta noche esperamos papeles de importancia; 
el General en Jefe encargó su custodia 
al Capitán Medina. 


julio 

Entonces viene Eduardo? 

AGUERRE 

Si ha logrado burlar toda la vigilancia 

que en la plaza se ejerce, pronto ha de estar acá. 

juuo 

Con ansiedad lo aguardo. 

AGUERRE 

Sabes que si lo ven, tu primo perderá 
algo más que la vida? 

JULIO 

Mi casa, es para él un seguro resguardo. 

AGUERRE 

Quedamos en que tú, nos llevas enseguida 
los pliegos. . . é 


81 — 


rodríguez 


Y A M A N D V 


JULIO 

Quieres que se esconda? 

ELENA 

Acaso yo misma, sé bien lo que quiero? 
Temo una desdicha . . . 


julio 

Vivir sin la gracia 
santa del temor, esa es la desgracia. 

'No tener ni una cita con la sombra, 

ser ala sin vértigo, caudal sin aludes; 

esa es la desgracia. Por eso me asombra 

encontrar que tiemblas cuando nadie tiembla. 

Quien viene de parte de las multitudes 

de la patria, tiene un ángel custodio 

para que lo guarde 

de las tentaciones de la cobardía. 

Que el mayor peligro hoy, es ser cobarde! 


— ESCENA V 

LOS MISMOS. — MATIAS, afuera. — Luego EDUARDO 

Por la ventana de la izquierda 
se ve a Matías. 

MARGARA 

Cállate son ellos ; míralo a Matías . h 


— 82 — 


18 10 


julio 


Voy a abrir. . . 

ELENA 

Cerremos pronto esa ventana. . . 

. julio 

A Eduardo que entra por la 
puerta de la izquierda. 

Hermano en la patria, bienvenido seas ! 

Entras como una gloriosa mañana 
ungida con sano sabor de peleas. . . 

MARGARA 

Todos te reciben como si una diana 
sonando, en el pecho se entrara contigo. . . 

9 

EDUARDO 


Sólo Elena calla . . . 


ELENA 

Yo también bendigo 

tu arribo a esta casa. Junto con mi hermana 
abrí la ventana 

para que la aurora se entrara y aleve 
sentí que en el alma al par que la aurora 
se entraron algunos capullos de nieve. . . 


— 83 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


EDUARDO 


Siempre nieve y frío! 


'JULIO 

Entrégame el pliego para que lo lleve. 

EDUARDO 

Quedo aquí esperando la contestación. 

julio 

Volveré enseguida. . . Háblales de guerra; 
diles como sientes que tiene la tierra 
un gran corazón 

latiendo en el rítmico compás de la carga 
Cuéntales de cómo sabe el cimarrón 
pelear cuando suena brutal la descarga. 

LLENA 


Julio, no demores. . . 


EDUARDO 


Te espero hasta el día. 


julio 

A Margara. 

Cuidarás la puerta por si padre llega. 


Sale /por la izquierda. 


- 84 — 




18 10 


„ ESCENA VI 

LOS MISMOS. — Menos JULIO 
MARGARA 


!\. otra inquietud... 


EDUARDO 


Y es melancolía 

para d caminante que llega abatido, 
y encuentra que un nuevo peligro le niega, 
tibieza de nido. . . 

Porque vino un viento cargado de olvido 
y apagó las ascuas del hogar un día 

ELENA 

A pesar de todo eres bienvenido; 
nosotras tenemos agua de hidalguía 
para el caminante que llega abatido. 

MARGARA 

Y León, guerrea? 


EDUARDO 

Y dice sermones. 

Da tantos sablazos como absoluciones; 
con sable y sotana entra en la pelea. 

ELENA 


Quedó con la tropa? 



• ✓ 


Y A * M A N D U 


RODRIGUEZ 


EDUARDO 

No quiso ; ha venido 
buscando su parte en esta aventura. . . 

A veces se olvida de llevar al cura 
a las malandanzas que sufre el soldado. 

ELENA 

Quién te ha acompañado? 

EDUARDO 

Todo el escuadrón 

fuera de murallas se quedó emboscado. 
Ocultos me esperan en las callejuelas 
de las cercanías, 

León y Matías. . . 


MARGARA 

Yo también mi primo, te haré centinela . . .* 

Sale por la izquierda. 


ESCENA VII 

EDUARDO. — ELENA 
EDUARDO 

Elena: pude pasar 
junto con la caravana 
a la vista del aduar, 


— 86 — 


\ « 


18 10 


pero al llegar hasta aquí, 
me detuve a descansar. 

Y al sentir cerca de mí 
el recuerdo y el hechizo 
de una novia que perdí, 
vengo a pedirte permiso 
para ponerme a soñar 
junto a tí. . . 


ELENA 


Soñar ! . . Si la fantasía 
se enfermó de lejanía 
porque sabe mi ternura 
que en los combates procura 
olvidarme por la muerte 
el más gentil y más fuerte 
paladín que yo tenía. . . 

EDUARDO 

Busquemos contra lo aciago 
asilo en la fantasía; 
yo quiero ser tu Rey Mago, 
y te traigo del olvido 
una diadema de gloria • 
donde brillan como ascuas 
diez rubíes encendidos 
para tu noche de pascuas . . . 

ELENA 

Rey Mago que vas de paso 


— 87 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


con tu fantasmagoría! 

Para qué mi palidez 
constelar de pedrería 
si has de marcharte después ! 

Si apenas tu lejanía 
me deje sin el halago 
de la fantasmagoría, 
como un malhechor lo aciago 
ha de venir otra vez 
para robarme, Rey Mago, 
tu collar de pedrería! 

EDUARDO 

Traigo tal sed de soñar! 

ELENA 


Mi cántaro de amargura 
es de ingrato paladar 
pues sabe a melancolía. 

EDUARDO 

Ven! Vamos a edificar 
nuestro palacio en la altura 
serena de la utopía, 
el mismo que derribó 
el viento de desventura 
que a los dos nos separó . . . 
Ven, compañera, procura 
olvidar, haz como yo, 
junta tu afán a mi afán 


- 88 - 


18 10 


y nuestras almas tendrán 
su palacio de un instante, 
catedral de la ventura 
alucinante 

donde siempre rezarán . . . 
Soñemos ya que más tarde 
he de seguir mi carrera. 

ELENA 

Temo sentirme cobarde! 
Cuando acabe la quimera, 
nuestras almas dejarán 
el ensoñado castillo, 
y hacia dónde marcharán? 

EDUARDO 

Yo seré tu lazarillo... 

Iremos por los .senderos 
que llevan a la niñez. 
Volveremos a través 
de los campos familiares 
a ser novios otra vez . . . 

Ven ! Tu mano en los telares 
del recuerdo romancesco, 
vuelva a manejar la aguja 
y al compás de mis cantares 
trace el sutil arabesco 
del idilio, que dibuja 
la intimidad con las brujas 
paletas crepusculares! 

Ven!. . El ayer resucita. . . 


— 89 — 


Y A M A N D U RODRIGUEZ 


ELENA 


Nunca lo vi agonizar. 

EDUARDO 

En la ansiedad de la cita 
nos queda una margarita 
de amores por deshojar. . . 
Vamos juntos a llevar 
al molino del destino 
la cosecha de alegría 
que supimos cosechar 
en un alto del camino; 
y el trigal de la ternura 
nos dará la levadura 
del sueño de cada día. 

Ya que pronto en la amargura 
habremos de naufragar, 
ven, con agua de ventura 
yo me quiero persignar 
en tu frente, amada mía! 


ESCENA VIII 

LOS MISMOS. — MARGARA 
MARGARA 


Entra por k. izquierda. 

Entra en el escritorio. . . 



— 90 - 


18 10 


EL, EN A 


Llegó? 

margara 

Cuando 

me vine para acá se despedía 
del cura y hacia aquí se dirigía. 

elena 

Ligero, Eduardo, pues no ha de tardar. 

EDUARDO 

Mas si el indio Matías desde afuera 
se pone en las ventanas a golpear 
como lo convinimos ? . . 

ELENA 

Entra ! 

Eduardo entra en la segunda 
puerta de la derecha. 

MARGARA 


Silencio ! 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ESCENA IX 

MARGARA. — ELENA. — DON FERNAN que entra por la 
puerta de la izquierda. Viene cubierto 

ELENA 

Padre, ya ha terminado esa partida? 

DON FERNAN 

Dejadme, hijas. . . 


MARGARA 

Pero qué le pasa? 

DON FERNAN 

Imposible!.. La tropa está vendida 
al oro del rebelde. . . 


ELENA 

Oro, el patriota ? 

MARGARA 

Acuñarán el oro del poniente. . . 

DON FERNAN 

Sí, señoritas; todo lo denota; 

El aire está infestado de insurgente 
<al parecer, de cada sombra brota 
un oído enemigo, y lo más grave 


— 92 — 


18 10 


es que en todos los sitios puede estar, 
es que todos podemos ocultar 
un salteador . . . 


Margara 

En fin : que no se sabe 
si uno alberga un patriota en el hogar. . . 

DON FERNAN 

Sí, pero es necesario que esto acabe! 

Una plaza española no ha de estar 
vendida a ese invisible 
Comité endemoniado! 

Se dirige hacia el escritorio 
MARGARA 

Elena ! 

EEENA 

Tomándolo por un brazo. 

Padre. . . 

Venga usted para acá; nos ha dejado 
tan llenas de ansiedad ! Aún no ha contado 
la causa de su enojo. 

Es tan sensible 
verlo siempre enojado! 


i 


RODRIGUEZ 


y A M A N D U 


y 

ESCENA X 


LOS MISMOS. — JULIO 

DON FERNAN 

A Julio que entra por la iz- 
quierda. 


Decid: no habéis notado 
movimiento de tropa? 


julio 


Sí, qué pasa? 

DON FERNAN 

Estamos sobre aviso, hay en la plaza 
un mensajero revolucionario. 

ELENA 


Padre, está lleno de preocupaciones. 

DON FERNAN 

Se han adoptado muchas precauciones. 

ELENA 


Sin duda hay un error. 

DON FERNAN 

Es necesario 


— 94 — 


18 10 


hacer un escarmiento; así concluye 
la serie de vandálicos malones. 

MARGARA 

Elena dice bien, gente que huye 
no puede acometer lo que supone 
ser empresa de tanta valentía. 

DON FERNAN 

Hay que sembrar el cáñamo, hija mía. 

EEENA 

Padre, no diga eso y no se olvide 
que a sus sobrinos condenar podría. 

DON FERNAN 

Yo no tengo sobrinos! 


juuo 

Y Eduardo y Fray León? 

DON FERNAN 

Los desconozco! 

Valiente oficialillo el capitán 
don Eduardo Medina con su alarde 
de romancero revolucionario. 

juuo 

Nos va a decir usted que es un cobarde? 


— 95 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 




DON FERNAN 

Será todo un heroico ganapán, 
un héroe ribeteado en perdulario 
a quien espera un fin... 

JULIO 


O a quien espera 

el pedestal de gloria de un calvario. 

MARGARA 

Hoy no se acuesta usted ? 

DON FERNAN 

Y el señor Cura 

que va tras la haraposa montonera 
en prédica patriota? 

Cuando cae sobre el polvo de la ruta 
la lluvia pertinaz del desaliento, 
con manchas en la sacra vestidura, 
parecerá romántica figura 
escapada de un libro de Cervantes, 
pero en caricatura . . . 


A Margara. 
Vamos, niña. . . 

MARGARA 


Sabe con su acritud lo que demuestra ? 


18 10 


Se lo voy a decir aunque me riña : 
que los quiere a los dos igual que antes. 


Salen ambos por primera de- 
recha. 


0 


ESCENA XI 


JULIO. — ELENA. — EDUARDO 


JULIO 


A Eduardo. 


Eduardo: son preciosos los instantes, 
toma los pliegos. A otro le diría 
valor, a ti, prudencia... 


EDUARDO 


Tengo que agradecerte la elocuencia 
con que hace unos momentos defendías 
de quien quiso decir eran cobardes, 
a un Cura Capitán algunos días 
y a un Capitán que es Cura algunas tardes. 


Golpeen en la ventana. 


ELENA 


Es un toque de alarma . . . 


7 


- 97 - 







Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


EDUARDO 

Voy, Matías. . . 

MATIAS 

Desde adentro. 

El diablo se ha soltao, mire padrino 
que nos veremos mal si no se apura ! . . 

EDUARDO 


Yo libro mi destino 
a la buena de Dios. 

ELENA 

Por el camino, 

la patria ha de amparar al peregrino 
con su buena ventura . . . 

MATIAS 

Patrón, vamos, la noche es muy oscura! 

ELENA 

Que la estrella del bien guíe tus pasos 
por senderos de gloria. 

EDUARDO 

Adiós. . . Hasta que quiera la victoria 
permitirme que deje el torbellino 

- 98 — 


18 10 


por la meditación de los ribazos. . . 

Sale por la izquierda. 


ESCENA XII 

LOS MISMOS, menos EDUARDO 
JUUO 

Ese dia está próximo, mi 'hermana. 

Siempre tras los ocasos 

hay el alumbramiento de una mañana. 

En estas largas noches del desvelo 
cincelando los oros interiores 
a burilar un astro me consagro. . . 

Quiero tener por guia sus fulgores 
cuando al final de la contienda homérica 
nos conduzca al palenque del milagro 
donde nació nuestra señora América... 


ESCENA XIII 

LOS MISMOS. — EDUARDO. (En la ventana) 
EDUARDO 

Ya que es preciso marchar 
pobre amada, en el joyel 
de tus manos abaciales 


— 99 — 


y 


u 


R o D R I G V 


A M A N D 


su tesoro de ideales 
quiere mi frente dejar . . . 

Son alondras que han nacido 
en un sauce de mi predio; 
para salvarlas del tedio 
mi amor te las ha traído. . . 

Mientras las vengo a buscar, 
alisa con tu ternura 
su deslucido plumaje. 

En tu lírico lenguaje 
enséñalas a cantar; 
guárdalas de lo vulgar; 
defiéndelas del olvido 
hasta que echen el plumón, 
que estando en tu corazón 
ya no podrán extrañar 
la tibieza de su nido. . . 

Se va a tiempo. 


ESCENA XIV 

JULIO. — ELENA 

ELENA 

El amor se iba, tuve miedo, hermano 
de que me dejara siempre de su mano. 
Sin él no daría jamás con la huella 
que lleva a la dulce Belén presentida . . . 
Y el sueño, hecho labio, 


— 100 — 


18 10 


apagó un resabio, 

encendió una estrella 

y fué todo lumbre en la despedida. . . 

JULIO 

Por qué no quisiste mostrarme tu herida? 
No hubieras estado sola en el desvelo 

9 

ELENA 

Es tan doloroso ser incomprendida! 

julio 

Mi rudeza pudo conjurar tu llanto, 
y al pasar la ronda de tu desconsuelo 
nos repartiríamos el mismo quebranto, 
y el mismo vendaje, y el mismo pañuelo. 

ELENA 

Hermano, que vienes en darme consuelo 
y en las manos traes vaivenes de cuna, 
cuentos de la infancia y rayos de luna. . . 
Oyeme: mis pájaros alzaban el vuelo. 

Sin alas y cantos quedaba el solar, 
trazaron un signo de adiós en mi cielo, 
iban me a dejar. . . 

Vi que si tardaban mucho en regresar 
acaso hallarían el alero en ruinas; 
como eran las últimas de mis golondrinas, 
hermano, 


— 101 




Y 


A M A N D U 


RODRIGUEZ 


mi mano, 

no quiso esta noche dejarlas volar. 

julio 

Te engañas ; s ti* predio no estará en escombro, 
mientras lo visite durante la ausencia 
el 'huésped amable de una confidencia. . . 
Mientras la, pupila) dé nido a un asombro, 
la cabeza puede posarse en el hombro, 
de un buen compañero lleno de indulgencia, 
y; los, ojos vueltos hacia lo) interior 
sigan por las sendas de un reino mejor; 
sangren en el terco block del pesimismo 
y a pesar de todo, esperen lo mismo, 
porque entre >el dolor 
gracias al amor 

salvaron un áureo filón de idealismo. . . 

ELENA 


Quise de las burlas preservar mi culto . . . 

julio 


Habíame, pues quiero ser tu confesor; 
hay en mi aspereza un lírico oculto, 
otro yo que 1 supo nacer 'Soñador . . . 

No lo reconoce la vulgaridad; 

sale en los insomnios; canta en los delirios,. 

un yo que cultiva absurdos y lirios 

allá en/ los jardines de, la intimidad. 


102 — 


18 10 


El* EN A 

Pasó en el lejano pais de la infancia, 
como tantas otras, juntas dj una ciudad 
de novela... Caitfo, Bizancio, Bagdad, 
elevó su tienda la imaginación, 
la tienda tenía una. puerta abierta 
hacia el panorama! de la sensación. 

El alma solía salir a esa puerta 
a esperar el paso] del Rey Ilusión. . . 

Un día sereno llegó, y con el día 
un emperador del la rebeldía 
detuvo el cortejo frente a mi balcón. 

Ló demás es breve. Sentí en mi floresta 
que los colibríes estaban de fiesta 
y al saber que el alma de 'la multitud 
cruzaba las horas de la esclavitud 
esperando el paso triunfal de la gesta,' 
con broche de anhelo cerré inti alegría, 
apagué las risas de la juventud 
y al lado de Eduardo me puse a rezar 
por aquella patria nueva que sufría 
clavada en los brazos de la Cruz del Sur. 

julio 


Y luego? 

ELENA 

Ya sabes. . . Padre, en la ignorancia 
de todo ese mundo que vivía en mí, 
me indicó una ruta; silenciosamente, 


— 103 — 


y A Af A N D U 


RODRIGUEZ 


por ese camino de fiebre seguí, 
y tras el confuso tul de la distancia 
se borró el lejano país de la infancia 
donde sólo un día de fiesta viví. . . 

julio 

Y por qué tu anhelo se cruzó de brazos? 

ELENA 

La malaventura lo quería así. 

julio 

Cuando aquella orden era una sentencia, 
por qué contra todos no te defendiste? 

ELENA 

A mansalva, hermano, me asaltó la ausencia. 

julio 

Yo también me acuso del mal que sufriste, 
y me acuso, Elena, porque al verte triste 
y no adivinar toda tu afección 
contribuí al delito de lesa ilusión. . . 

Pero aún es tiempo, sobre mi cimera 
pongo la esperanza de tu redención . . . 

ELENA 




Me opongo! 


18 10 


julio 

No sabes que América impera? 

ELENA 

Por eso prefiero quedar prisionera. 

JULIO 

Quiere encarcelarse tu espíritu, cuando 
acaso se encuentra próximo el segundo 
en que como un bólido, 
rompiendo la entraña 
de la madre España, 
saldrá el nuevo mundo ? 

Y si nadie llega para emanciparte? 

ELENA 

Qué importa ! En lo íntimo no soy prisionera. 
Conservo una cima en la cordillera 
de los entusiasmos; un refugio aparte 
del sendero hollado por el invasor, 
y allí el guantelete del conquistador 
no ha podido nunca clavar su estandarte. 

Sí; me sacrifico, renuncio a la dicha. 

Esa misma suerte que nos acompaña, 
en el pobre padre se trueca en desdicha. . . 

Por eso yo quiero, seguir su bandera 
hoy que en su bandera el dolor se ensaña . . . 
Hoy que a nuestro padre tanto mal espera, 
tina de sus hijas quede por España! 


— 105 — 


Y A M A N D V R O D R I GUEZ 


ESCENA XV 

LOS MISMOS. — MARGARA 

Entra a tiempo por la dere- 
cha. 

JULIO 

Legraste dejarle tranquilo? 

MARGARA 

Imposible . . . 

Nadie le convence que el astro se empaña 
pues su fe de anciano tiene la virtud 
de pulirse al roce de cada desdicha 
y conserva el brillo de la juventud. 

ELENA 

Esa es mi amargura. Comprendes ahora 
por qué mi nostalgia sueña en el ribazo? 

Por qué estoy vencida siendo vencedora? 

Un rubor de aurora sonríe en mi ocaso 
y un rubor de ocaso desangra en mi aurora. 

MARGARA 

Traigo tanta vieja página de historia 
espolvoreando temor a mi paso! 

Padre es como un viejo alquimista en gloria ! 
Propiciando absurdos va por la memoria, 
eleva castillos, repuja armaduras, 


— 106 — 


18 10 


y engualdrapa en sedas a su rocinante 
para una imposible conquista futura. 

ELENA 

Al precio de cuánto íntimo derrumbe 
compramos las rémiges! 


julio 

Si en la España nueva Castilla perdura; 
la eternizaremos. Acaso sucumbe 
quien en otro pueblo dejó como estelas 
las velas latinas de sus carabelas? 

Hizo para el labio la cruz del mandoble 
en la que jurara tanto Capitán, 
y sembró en las selvas del ser aquel roble 
asta déla lanza del Rey don Pelayo 
y quilla de arrojos en la capitana 
de Alvaro Bazán ? 


Tocan a rebato las campanas. 
MARGARA 


Tocan a rebato! 


ELENA 


Preso ! . . 


julio 

Pobre hermana! 


— 107 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ELENA 

Julio, qué agorera suena esa campana! 

julio 

Confiemos, Elena y espérenme. . . 

Sale Julio. 
ELENA 


Siento 

que han fundido en bronce mi presentimiento. 

Esa voz de alerta aullando en el viento 
detendrá la marcha de los dromedarios 
y los Reyes Magos no vendrán mañana 
a llenar de flores mi renacimiento. 

MARGARA 

Salve una quimera tu jardín, hermana, 
y por ese anhelo recemos las dos; 
a pesar de todo son los campanarios 
indices de piedra con ansias de Dios! 

Se arrodillan ambas frente a 
la hornacina. 


X 


— 108 — 


r 


18 10 


ESCENA XVI 

LOS MISMOS. — DON FERNAN 

Entra por primera derecha. 
DON FERNAN 

V no hay quien me felicite? 

Hoy es en mi calendario 
noche buena de la fe. 

A las misas del desquite 
llama el viejo campanario. . . 


Qué hacéis ? 


A las hija9. 


MARGARA 

Rezar un rosario. . . 

don FERNAN 

Poned el alma de pie ! 

Oráis en acción de gracia 
porque al fin un temerario 
saldó su cuenta de audacia? 

eeena 

Nuestro rezo es al contrario, 
por el soldado en desgracia 
para quien es necesario. 


Y A M A N D U 


R O D R I G U 


DON FERNAN 

Os aliais al enemigo? 


MARGARA 

Es un hombre en infortunio; 
dejó de ser adversario. 

Cuando sufre el enemigo 
la bondad todo lo inmola. 

Si la desgracia es consigo: 
su desdicha le hizo amigo 
de la nobleza española. 

DON FERNAN 

Hijas, no haya compasión 
para el hombre que enarbola 
contra esa madre española 
bandera de rebelión. 

El que comete traición 
a Dios, al hogar y al Rey 
está fuera de perdón, 
fuera de la religión, 
como fuera de la ley. 

Pues quien la hidalga fortuna 
que recibiera en la cuna 
con sus desplantes deshonra 
y con sus hechos olvida, 
lo pague en oro de vida, 
timbre a timbre y honra a honra ! 
Después de tanta razón, 

¿qué os inspira ese adversario 


— 110 — 


18 10 


que acabamos de apresar? 

ELENA 

Grandes ansias de llorar. 

MARGARA 

Grandes ansias de rezar, 

pues no hay patria en la oración. 

Pone un credo en mi rosario 

y llena mi lampadario 

con mirra de compasión 

para alumbrar su calvario. 


ESCENA XVII 
LOS MISMOS. — FRAY LEON 
DON FERNAN 

Quién llega?. 

ELENA 

Julio vuelve? 


Fray León entra por la iz- 
quierda. 

MARGARA 

¡Fray León! 


— 111 — 


* 


— 


y A M A N D U R O D R I G U 


DON FERNAN 

Es la de usted audaz aparición! 

FRAY LEON 

Un viento de peligro sopla afuera 
y junto al viejo hidalgo me guarezco. 

MARGARA 

Padre, es primo León ! 

DON FERNAN 

Mas yo no ofrezco 

refugio a los que ofenden mi bandera. 

ELENA 

Es que habla de peligro. Trae escarcha 
de inquietud en la sacra vestidura ! 

Nunca quien tal llamó siguió su marcha 
sin un poco de hogaza de ternura. 

FRAY LEON 

Dejé fuera el soldado y viene el cura. . . 

DON FERNAN 

Yo no puedo ampararlo, yo no puedo 
dar abrigo a rebeldes en mi casa. . . 

Qué lo trajo hasta aquí? 

FRAY LEON 

Me trajo el miedo! 


— 112 — 


18 10 




DON FERNAN 

Y dicen que nos une el mismo credo 
y son del lis Hispánico capullo, 
quienes ante el rigor de una amenaza 
asisten al derrumbe de ese orgullo 
que es peldaño y espuela de mi raza? 

FRAY LEON 

Ese orgullo del padre está en mis venas; 
con inmortales fuegos las abraza 
y la espuela que el bruto despedaza 
cuando el clarín del batallar resuena, 
fué acicate en las albas de la raza; 
ha crecido y se llama nazarena. 

Yo las calcé, señor. Y de tal suerte 
supo servirse de ellas mi bravura 
que en el arzón de mi cabalgadura 
más de una vez relampagueó la muerte. 
Entonce era soldado. Hoy soy un cura 
húmedo de humildad. La patria tiene 
todo el derecho de exigirnos todo; 
fuerza es que entregue caífla cual lo suyo 
por eso la soberbia mía, viene 
a darle lo mejor: le doy mi orgullo! 

ELENA 


Y Eduardo? 


FRAY LEON 

Eduardo le dará la vida. 

— 113 — 






Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ELENA 


Qué dices? 


MARGARA 

Triunfe tu valor, hermana, 
para gloria del templo que soñamos, 
y broquela en silencio la ternura . . . 

Nos queda un cirio aún : aún esperamos. 

DON FERNAN 

Entonces esa campana que escuchamos . . . 

ELENA 

Fue bárbaro pregón de su captura. 

FRAY LEON 

Vengo a que usted lo salve. . . 

DON FERNAN 

Yo he jurado 

por mi fe de español que si algún día 
Julio, esperanza de la vida mía, 
fuese por igual pena condenado. . . 

Pobre de mí. . . pues nunca he perjurado. . . 
deshecha el alma, a Julio entregaría. . . 


— 114 — 


18 10 


ESCENA XVIII 
LOS MISMOS. — JULIO 
julio 

De <pie en la puerta de la iz- 
quierda. 

Es inútil, señor, estaba escrito; 

fue su mayor delito 

el de llevar un ave en lo interior, 

y su culpa nacer junto a los Andes 

con las alas muy blancas y muy grandes, 

como para escalar el infinito. 

Si dicen que esa pluma se ha enlodado, 
bendito el barro de la patria sea; 
mis manos orgullosas se han manchado 
en el lodo sagrado 

con que el alma de un pueblo se moldea. 

Es inútil, a Eduardo han condenado 
a terminar su vida de soldado 
con la muerte infamante del espía. 

FRAY LEON 

Herirle por la espalda! No, a fe mía! 

Voy a morir con él. Tengo a mi lado 
un centenar de pumas ... Y al costado 
el corazón y un sable tadovía! 


Sale por la izquierda. 


— 115 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


León... León.. 


MARGARA 


JUUO 

Y usted lo quiso, padre! 
Sabe quién mandará la ejecución ? 

Zorrilla, el novio de esta pobre Elena, 
pálida hermana a quien usted condena. 

Su prometido ha de matar a Eduardo. 

Padre, cuánta razón de encono guardo 
en la custodia de mi corazón... 

DON FERNAN 

Basta, hijo, basta! Pon tu frente,, Elena, 
junto a la mía. Eres dulce y buena, 
quiero en mi frente ver correr tu llanto! 
Todos, Señor, hemos sufrido tanto! 

ELENA 

Junto a don Fernán. 

El dolor mío no apostrofa; ruega! 

Por venirme de usted ese quebranto 
es nieve y en lo interno se hace llanto; 
hoz que en silencio mis jardines siega 
y aunque mal aconseja, y aunque niega, 
su dolor es en mí, dos veces santo! 

DON FERNAN 

Todos, Elena, hemos sufrido tanto! 


- 116 - 


18 10 


ELENA 

Padre, me voy. Ya que no fui la hermana 
de Eduardo en el nacer de la mañana, 
i porque usted y el destino se opusieron 
V por distintas sendas nos llevaron 
I y con mano inocente nos quitaron 
el ruiseñor que en la niñez nos dieron ; 
ya que de esa visión nos queda un día, 

| seré su hermana de la caridad . . . 
i Padre, me voy, yo quiero en su agonía 
ungir mis manos de inmortalidad. . . 

julio 

Ve, recoge esa herencia de martirio; 
Tiemble en tu frente con la luz de Cirio 
y en las hoscas tinieblas del futuro 
alúmbranos con ella! 


ELENA 

Llevo para su noche tanta estrella! 

Safe lentamente por la izquier- 
da. 


— 117 — 


y A M A N D u 


RODRIGUEZ 


ESCENA XIX 

LOS MISMOS, menos ELENA 
margara 

Cuán solos nos quedamos! 

DON FERNAN 

Recordemos 

que con nuestro quebranto regaremos 
las raíces del árbol de la raza 
y todos los rencores olvidemos. . . 

Se oyen doblar las campanas. 
MARGARA 


Padre, pasa la muerte, 
tocan a agonizantes! 


juuo 

Y con la muerte la epopeya pasa. . . 

DON FERNAN 

En la castiza lengua de Cervantes, 
por la patria común, hijos, recemos... 


Don Femóíi se pone de pie y 
se posternao Julio y Margara. 


% 


— 118 — 


18 10 


Madre España que estáis en la, gloria, 
patria nuestra: ellos saben morir 
como sólo nosotros sabemos, 
madre: juntos con ellos iremos 
sembrando lirismos hacia el porvenir! 


TELON 


— 119 - 







I 


ACTO TERCERO 


Un cuartel en los arrabales de Córdoba . Al frente 
un portón sobre el cual flamea la bandera española . A 
la izquierda una pucrtecxlla que da al campo. A la de- 
recha dos calabozos. Es de noche. 


\ 




— 121 — 



18 10 


ESCENA I 

ZORRILLA. — RUTBAL. — CENTINELA 

Al levantarse el telón, se oyen 
las últimas campanadas de U 
hora. 

ZORRILLA 

Las doce ! Del misterio van a salir los duendes. 

A estas horas el buho de un cuento de la infancia 
llega desde muy lejos a posarse en mi hombro. 

RUI bal 


Seréis supersticioso? 


ZORRILLA 

Quizás. No os cause asombro. 

Gusto jugar a niño;recorro la distancia, 
y el tiempo, y torno a verme en la tranquila estancia 
donde mi madre siempre nos, contó el mismo cuento. 

RUI bal 

Hay algo más oculto tras ese alejamiento 
de lo real. Adivino lo que niega el soldado . . . 

La noche azul ... la hora . . . está todo callado . . . 
Y conserva tan hondo vigor de pensamiento ! 

Luego el indiferente paso del centinela... 

La muerte que se arrastra. . . Y el espíritu vuela. . . 
Acaso el prisionero, pensáis con sentimiento, 
el labio, el milagrero labio de alguna abuela 
para hacerle dormir, le conto el mismo cuento. 


— 125 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ZORRILLA 

Habéis dedo en la llaga. Me eduqué en una escuela 
de altivez y dulzura. Si lo exige el decoro 
soy un río de monte que todo lo avasalla, 
pero arrastro en mi cauce mil piritas de oro... 
Combatí por amores; odios nunca han logrado 
encabritar mi blanco palafrén de batalla. . . 

Y de muchos combates, ya adversos, ya felices, 
cobré botín de gloria: e integran mi tesoro 
una cruz, dos despachos y cuatro cicatrices. . . 
Ejemplos y consejas formáronme altanero. 

En poco usados libros de romance aprendí, 
y cuando fué preciso desenvainé mi acero 
por amor y por gloria, por gala y porque sí. 

Y nunca he vacilado como esta noche; nunca! 

No soy ejecutor... He nacido guerrero, 
para ordenar la muerte de cualquier prisionero 
se necesita un frío que jamás poseí. . . 

Porque a mi buen maestro castellano le plugo 
hacer de mí un soldado valiente ; no un verdugo. 

RUI bal 


Olvidáis que es espía? 

ZORRILLA 

Como tal le han juzgado. 

RUI BAL 

Era fuerza matarle. . . Le hubieran indultado 


— 124 — 


18 10 


y prefirió morir, cuando sólo tenía 
que indicar unos nombres para haberse salvado. 
El consejo de guerra creyó que asentiría; 
tuvo a un lado la vida, la muerte al otro lado, 
hizo lo que yo hiciera, pues se quedó callado! 
Estos rebeldes hacen un hombre de un espía! 


Le conocéis? 


zorrilla 


RUI BAL 


No creo. . . Y vos, le habéis tratado? 

ZORRILLA 

Una vez nada más, alférez, y os respondo 
que le conozco a fondo.,. 


RUI BAL 


Su apellido? 


ZORRILLA 


Medina. . . 


RUI BAL 

No me dice. . . Y su grado? 

ZORRILLA 


Capitán de rebeldes . . . 


— 125 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


RUI BAL 

Con razón ha callado! 


i 


ESCENA II 


LOS MISMOS. — UN SARGENTO 


Oué ocurre? 


RUI bal 


SARGENTO 

Que habrá entrado un ins- 
tante entes. 

Una dama pide para hablar al señor teniente. 

ZORRILLA 

Y no la hiciste pasar? 


RUIBAL 

Yo me voy a adelantar 
a conducirla. 

ZORRILLA 

A esta hora 
quién se pudo aventurar 
así ? . . 


— 126 — 


r 


18 10 


RUI BAL 

Desde la puerta del foro. 

Pasad . . . Esta casa 
es vuestra casa, señora! 


Salen Ruibal y el Sargento 
por el foro. 


Señor. . . 


ESCENA III 

ZORRILLA. — ELENA 
ELENA 

Entrajido a tiempo por el foro. 


zorrilla 
Elena aquí ! . . 

ELENA 


Busco un hidalgo. , . 
zorrilla 

Escondido en mi ser conservo algo 
del viejo don. . . Llegáis en buena hora. 


/ 


— 127 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ELENA 

Es que os traigo dolor. . . 

zorrilla 

Entrad, señora, 

llamáis y basta. No pregunto; salgo 
a rendiros galante pleitesía; 
si el dolor viene en vuestra compañía 
le ofrezco cuanto puedo y cuanto valgo. 
Vinisteis en procura de un hidalgo 
y así procede siempre la hidalguía. . . 

ELENA 

Tuvo la culpa nuestra mala suerte, 
nadie más. . . 


zorrilla 

Qué decís, señora mía? 

ELENA 

Ya véis, no confié en vos y acaso habría 
salvado mi secreto de la muerte. . . 

zorrilla 

Elena, estáis en tiempo todavía. 


— 128 — 


18 10 


ELENA 


Nunca os dije lo mucho que sufría. . . 
Mas hoy la pena me ha tornado fuerte. 
Sabéis que allá en mi paz, era afectiva; 
teniendo la humildad de una llanura 
en mi pálida frente pensativa, 
me vino a sorprender la desventura. . . 

1 uve que defenderme y porque altiva 
me acogí a la soberbia de la loma, 
en los peñascos ha crecido águila 
la que junto al vergel nació paloma. . . 

zorrilla 

Hablad, en vos la pesadumbre toma 
luminares de lámpara votiva... 

ELENA' 

Hay algo pues en mí que no se doma ; 
parte del ser divinamente terca, 
que a la pupila en lágrimas se asoma 
para mirar la tempestad de cerca. 

zorrilla 

Tiemblo al veros, serena flor de abismo; 
sabe a presagio heroico vuestro aroma, 
no en vano llamaréis en mi altruismo, 
que me déis algo de ese mal espero 
y si mi ensueño vuestro llanto aploma 


9 


— 129 - 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


no os preocupe. . . Ordenad: Eso es lo mismo, 
señora, vuestro ruego es lo primero. 

ELENA 

Gracias. En pago de mi dicha sólo 
arrodillarme junto a Eduardo quiero. 

zorrilla 


¿Le amáis? 


ELENA 

Y tendréis celos de la muerte? 

No véis que va a morir? Que es prisionero? 

zorrilla 

Y es posible, señora, que el engaño 
me hiera así, a traición, cobardemente; 
y es el alma que viene a hacerme daño 
la que debió esperarme sonriente 
bordando una divisa de idealismo 
con el vellón del juvenil rebaño? 

ELENA 

Yo podría acusaros por lo mismo! 

ZORRILLA 

Señora, me arrepiento del lirismo 


— 130 — 


que os entregara un día mi ilusión. 

ELENA 


No me acuséis . . . 


zorrilla 

Decidme: <Jué habéis hecho 
de todo mi tesoro de emoción? 

ELENA 

Vuelve avas... Tanto frío halló en mi pecho! 

ZORRILLA 

Vuelve, sí; pero herido. Ese entusiasmo 
que partió soñador torna maltrecho. 

Buscaba amores y encontró sarcasmo 
y trae en llaga viva el corazón. . . 

Señora: Tanto mal me da derecho 
para oponerme a vuestra pretensión, 
y me opongo ! . . . 


ELENA 

Creía que a despecho 
del mal, y del rigor y del provecho, 
si una promesa un caballero hacía 
una deuda sagrada contraía 
que no pudo jamás ser olvidada, 


— 131 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


y creía, mal señor, pues tal creía! 
Disculpadme, he venido equivocada. 

Intente marcharse. 

ZORRUNA 


Qué hacéis? 


ELENA 


Me voy. . . 

ZORRILLA 

Volveos ! La tristeza, 
no puede oscurecer el altruismo 
ni yo puedo faltar a mi promesa! 

Primero el desamor que la deshonra! 

Elena vuelve a primer térmi 
no. 

ELENA 

No la temáis, señor; fuera egoísmo 
salvar el alma al precio de una honra. 

Cuando el amor en la ciudad interna 
alza un arco triunfal al heroísmo 
y adquiere el galardón de ser eterna , 
yo vengo a bautizarme en patriotismo. 

No pido nada más. 




— 132 — 


18 10 


ZORRILLA 

En mi dualismo 

luchan el militar y el caballero ! 

Yo dejaré al soldado que sucumba. 
Frente a un arco triunfal que se derrumba 
el hombre de palabra se postema . . . 

ELENA 


Os la devuelvo! 


ZORRILLA 

Nunca!. . 


Dirigiéndose al centinela. 

Abrid, soldado. . . 


A Elena. 

En mí, es el caballero quien gobierna. 


Idos . . . 


Al soldado, 


I i 


f 


El soldado sale por el foro. 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ESCENA IV 

ZORRILLA. — ELENA. — EDUARDO 
ZORRILLA 

Salid, señor, pues os faculto. 

Se encuentra Elena aquí y ha reclamado 
el derecho de estar a vuestro lado. 

ELENA 

Llego en el nombre luz de nuestro culto. 

EDUARDO 

A Zorrilla. 

Es la sacerdotisa que he esperado. 

ELENA 

Tu corazón es talismán sagrado 
que he de colgar al pecho del tumulto. 

EDUARDO 

Vuelve contigo el brillo del pasado. 

ZORRILLA 

Y se hace sombra en el pasado mío, 
donde nos alejaron para siempre 
una patria, un amor y un desafío. 


— 134 — 


18 10 


EDUARDO 


Ftié la lucha del alba y del ocaso. 

A qué acusar? Señor: en el fracaso 
rodó mi potro, se quebró mi espada 
v todo lo perdí . . . 


ELENA 


Menos tu amada . . . 


EDUARDO 


Entre tu alma en mí como una hostia 
en las liturgias de la gesta alzada, 
cuando la patria es una prometida 
y hecha mujer nos besa en despedida, 
qué importa tramontar en la alborada? 


ELENA 


No hables de mí; llevemos la mirada 
a buscar en lo hondo del futuro. 

Pon tu mano en mi frente alucinada 
v de pie en los umbrales de la nada, 
predícame tu ensueño, y yo te juro 
que resucitarás en la alborada. 

Porque en tu muerte mi ilusión depuro 
y con tu verba mi país repueblo 
enronquecida, heroica y visionaria, 
como una diosa revolucionaria, 
he de mostrar tu corazón al pueblo. 


— 135 - 


y A M A N D U RODRIGUE* 


ZORRILLA 

Señora, cuántos sueños se murieron 
en vuestras manos . . . 


EDUARDO 

Y por qué acusarla ? . . 
Vuestra vida y la mía la perdieron 
y entre los dos debemos admirarla. . . 

Porque es Elena pedernal andino 
y se llena de chispas si la hieren ; 
porque cuando sus ídolos se mueren 
ella le pide cuentas al destino. 

Porque eleva al final de mi camino 

su puño amenazando las derrotas, 

y a pesar de saberse derrotada 

es como una victoria mutilada 

que abre al viento del mal sus alas rotas! 

ELEVA 


Todo nos lo quitáis ! . . 

EDUARDO 

Sin vos ahora 

debía estar al frente de mis gauchos 
a la espera de Elena y de la aurora . . . 

ELENA 

En cambio del ensueño, os he pedido 


136 — 


18 10 


un minuto de paz para el olvido; . 
era mucho pedir? 


zorrilla 
Tanto, señora!.. 

ELENA 

Demasiado... Y tenéis toda mi vida! 
Matáis a Eduardo, encarceláis mis alas; 
ya no podré jamás ser redimida 
y es demasiado?.. Cuando el día llegue 
seré de nuevo vuestra prometida. 

zorrilla 

Os engañáis, Elena, en vuestra vida, 
no quiero ser ciprés . . . Soñé ser' palma. 
Queda en mi mano la altitud debida 
para arrancar la vencía de la herida 
aunque por ésta se desangre el alma. . . 
Y al ser sangre de hidalgo la que riega 
la flor que cultivamos una vez, 
veréis que toca el suelo y se despliega 
como una capa roja a vuestros pies. . . 
Pasad sobre ella. . . 


ELENA 

Es tarde, el pie se niega, 
si ya no tengo a nadie que me aguarde. . . 


— 137 - 


ZORRILLA 


Os engañáis, sois libre . . . 

EDUARDO 

Ahora ya es tarde. 
No la abandonaréis como un cobarde 
' porque la noche del ensueño llega ! 

ZORRILLA 


Es libre . . . 

* 

EDUARDO 

Entonces vuestro honor le niega 
el escudo de un pecho que la guarde 
hoy que no tiene sol . . . hoy que está ciega . 

ZORRILLA 

Mi sueño os la quitó y él os la entrega. 

EDUARDO 

Yo no quiero arrastrarla en mi fracaso 

ELENA 

Si no hubiérais salido a nuestro paso 
iríamos en marcha a la victoria. 


18 10 


ZORRILLA 

Cómo debéis odiarme ! . . 

ELENA 

Yo os perdono. . 

ZORRILLA 


Y vos?. . 


EDUARDO 

El odio es poco grato compañero 
para el largo camino de la gloria. 

Pongo el amor más alto que el encono, 
olvido del agravio la memoria 
y os hablo así : Señor, sabedlo, quiero 
que la nobleza ampare al sueño mío; 
que alguien cuide de Elena, pues yo muero 
y porque en vos admiro al caballero 
a vos por quien sufrí, os la confío! 

A Zorrilla. 

Elena: en él tendrás un escudero, 
puesto que en sus acciones yo retoño . . . 
Planta con él eil tu jardín de hastío 
un ceibo de la patria cada otoño 
y un rosal de Castilla cada estío. 

A Zorrilla. 

Eso os pido, señor. . . 


— 139 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ZORRIL/EA 

No acepto! Pude, 

porque me sobra honor para ganarlo, 
inspirar un amor, mas no imponerlo. 

Cuando a los hombres de mi escuela niegan 
un derecho, sabemos conquistarlo. 

Toledo nos enseña a defenderlo, 

Castilla nos enseña a bien usarlo. . . 

Y si es nuestro y nos place conservarlo, 
siendo ajeno, nos honra devolverlo... 

Zorrilla abre la puerta de la 
izquierda. 

Por aquí vais a vuestra independencia. . . 

Idos. . . 

EDUARDO 

No! Tengo en mucho vuestra honra. 

zorrieua 

Partid, yo mando aquí y en mi conciencia!. . 

EDUARDO 

Mirad, señor, que he de volver al fuego 
donde se purifica con la muerte 
la pasión de ser libre. 


Id! Os entrego 


ZORRIIJyA 


— 140 — 


18 10 


vuestra vida, mi novia, hasta mi suerte! 

Quiero que améis Y si en la oscura senda 
con el fin de salvar ese legado 
sacáis el sable para abriros plaza, 
brille en su hoja con fulgor sagrado 
el relámpago austero de mi raza! 

Dios os guíe! 

Salen Eduardo y Elena por la 
izquierda; antes de salir Elena 
dirá: 


ELENA 


Mi sueño os acompaña. 

Al bendeciros, al honor bendigo. 

ruibal 

Cruzando por el foro. 

Zorrilla, el enemigo!.. El enemigo! 

ZORRILLA 

Ahora a morir ! . . Perdóneme mi España ! 

Sale a tiempo. A los breves 
instantes entrarán Fray León, 
Pablo, Matías; unos entran por 
la puerta del foro, otros saltan 
por el cerco de la derecha. 


— 141 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ESCENA V 

FRAY LEON. — PABLO. — MATIAS 
MATIAS 

Peliamos como jaguares en lo oscuro! 

FRAY LEON 

Hermano ! 
pablo 


Allí, 

quizás allí lo encerraron! 

MATIAS 

Está el calabozo abierto . . . 

FRAY LEON 


Entrando en el calabozo. 


Nadie ! 


PABLO Y MATIAS 

Nadie ! 


FRAY LEON 

Lo mataron ! . . Lo mataron. 


— 142 — 


18 10 




Y yo no me hallaba aquí. 
Pobre del que lo haya muerto! 


ESCENA VI 

LOS MISMOS. — LAUDELINO. — ZORRILLA. 
PRISIONEROS 

Entran en grupo varios gau- 
chos. 


FRAY LEON 

A Laudelino. 


Traes prisioneros? 

LAUDELINO 

Sí, 

mi corvo quebró la espada 
de uno, y no sé cómo hacía 
pero a tocarnos llegaba, 
si aquel sable se acortaba 
en cambio el brazo crecía. 

Señalando a Zorrilla. 

Era el jefe que hizo alarde 
de pujante valentía. 


— 145 — 


y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


FRAY LEON 

A Zorrilla. 


Avanzad . . . 


Zorrilla se adelanta. 
Sois un cobarde! 

ZORRILLA 

Ved, si seré desdichado, 
que vine a ser derrotado 
por quien sin honor ni altura 
al ver que estoy desarmado 
pone sus manos de cura 
en mi rostro de soldado! 

FRAY LEON 

Soldado! Si fuera así 
os habría demostrado 
que tiene un brazo pesado 
el hombre que llevo en mí. 

ZORRILLA 

Tuviera un arma a mi lado! 

FRAY LEON 

Pero vos habéis dejado 


— 144 — 


18 10 


la espada por el puñal, 
y ningún hombre leal 
se presta a ser deshonrado 
combatiendo a un criminal, 
Señor, váis a ser juzgado! 

zorrilla 


Matadme!. . 


DON FERNAN 

Y como asesino, 
estáis ante un tribunal. 

ZORRILLA 

Es mi consejo de guerra! 

FRAY LEON 

A Laudelino. 

Usted primero, el abuelo ! 

Un abuelo es una sierra, 
tendrá su planta en la tierra 
pero está cerca del cielo. 

Este hombre ha matado, anciano. 
Por él le faltó a mi hermano 
el generoso consuelo 
de sucumbir por su suelo... 
Quien ha obrado de tal suerte 
qué ha merecido? 


— 145 — 


y A M A N D U 


R O D R I G U 


LAUDBLINO 

La muerte I 

9 

ZORRILLA 

Pienso como vos, abuelo. 

FRAY LEON 

Por no poderlo vencer 
ni en un amor ni en un duelo, 
ni en un alma de mujer, 
ni en un pecho de varón, 
le vino a herir a traición 
como el miedo ataca al fuerte. 
¿Qué ha merecido? 

MATIAS 

La muerte! 

FRAY LEON 

Avancen dos tiradores . . . 

A Zorrilla. 

Defendeos. . . 


zorrilla 

Fue mi acción 
una acción tan censurable 


— 146 — 


18 10 


que espero la ejecución, 
y así a la muerte me entrego. . • 
Queréis matar al culpable? 
Herirme en el corazón!. . 

FRAY LEON 

Que Dios os perdone! 

^ A los tiradores. 

Fuego ! 
Cae Zorrilla. 


escena VII 


LOS MISMOS. — EDUARDO. — ELENA 

Estos entran por la izquierda 


EDUARDO 

Mis gauchos, el clarín nos ha guiado!.. 

pablo 


El capitán ! . . 


FRAY LEON 

Hermano ! . . 


- 147 - 


y A M A N D u 


R o D R I G u B Z 


EDUARDO 

ai* , Bien, León!.. 

Adonde está Zorrilla? 

fray LEON 

Fusilado!. . 

EDUARDO 

Bárbaros, le mataron ! 

fray león 

j , Habla . . . Habla ! . . 

t,e creí tu 1 asesino ! 

EDUARDO 

El me ha salvado! 

.i 

Hiena se arrodilla y sostiene 
la cabeza del herido. 

ELENA 

Alma luz : perdonadnos . . . 

zorrilla 

He faltado. 

A Eduardo. 


— 148 — 


18 10 


Vuestra vida mi patria poseía 
cardo se la quité. . . le doy la mía. . . 
era justo. . . me habían enseñado 
a proceder así. . . Y de esa suerte 
cuando la muerte entró en la Ciudadela 
yo estaba ante el honor arrodillado 
y me puse de pie. . . Siempre en la muerte 
están de pie los hombres de mi escuela... 

V. 

, ELENA 

Alma luz, toda sol y toda diana . . 

No nos dejéis así, sois el pasado. . . 

FRAY LEON 


Bajad esa bandera!.. 


EDUARDO 

En el mañana 

triunfará vuestro honor a nuestro lado. 

ELENA 

Alma luz, toda sql y toda diana ! . . 

EDUARDO 


Murió!. . 


A los gauchos. 


— 149 — 


RODRIGUEZ 




/ 


Y A M A N D U 


Presenten armas!.. 

FRAY LEON 

Cubriendo con 
pañola el cuerpo 

No estén solas 

vuestras serenidades, alma hermana! 
Dormid sobre la tierra americana, 
soñando con banderas españolas ! . , 


FIN DEL POEMA 


la bandera es- 
de Zorrilla. 


— 150 — 


EL MILAGRO 

POEMA EN I ACTO 

en el Teatro Parts de Buenos Atres 


Estrenado 







PERSONAJES 


Remedios 

María de Monteagudo 
El Platero • • • • 

Zenón 

Alférez Monteagudo 
Un gaucho 
Sacristán 
Ún guitarrero 
Una negra 


. 20 años 
. 25 años 
. 50 años 
. 30 años 
. 30 años 





ESCENARIO 


La acción transcurre en Buenos Aires a fines del 
coloniaje. 

En primera izquierda f la platería . A foro , la casa 
de Bernardino Quirós. En pr nuera derecha , una horna- 
cina con la imagen de Nuestra Señora de los Buenos 
Aires. En segunda, la entrada de la casa de Monteagu - 
do. Anochece. 




ESCENA I 


platero y gaucho 

CAUCHO 

Entrando por primera izquier- 
da. 


Tán los estribos, platero? 

PLATERO 

Tras el ventanal de su negocio. 

Mire... son mellizos... quiero 
tenerlos un rato así . . . 

Sostiene los estribos como si 
fueran dos niños. 

* GAUCHO 


Serán piala pura? 

platero 

No. 

La carne es de Eotosí ; 
el alma se las di yo. . 
y como, recién nacidos, 
hasta el aliento los daña, 
por no verlos ateridos 
yo conseguí que una araña 
les fuese haciendo vestidos. . . 

gaucho 


Voy a seguir. . . 


Disponiéndose a marchar. 


y A M A N D U R O DR1GIJ_E_Z^ 


PLATERO 

Dándole los estribos. 

Tomelós. 

GAUCHO 

Por la santa cruz de Cristo, 

Se santigua. 


los codiceo y alabo, 
pero... me jieden a misto! 

platero 

Hijo: son campanas. . . 

GAUCHO 

No! 

Son dos copas que volcó 
el demonio con el rabo. 

platero 

Mire la noche : también 
es una copa volcada . . . 

gaucho 


Pero modesta . . . 


platero 


De lujo! 

No la ve toda estrellada? 


— 160 — 


E L 



La talla un platero brujo, 
tan finamente calada, 
que respira la alborada 
y tiembla todo el dibujo 
cual lágrima por caer . . . 

Conoce el amanecer 
y lo espera temblorosa. . . 

Es aquella nebulosa, 
polvo de plata sobrante. . . 

El sur, con cuatro diamantes, 
le hace la cruz a Luzbel . . . 

Allí se corre el cincel 
y forma esa estrella errante. 
Cómo camina el gigante 
sin romper la filigrana, 
ese cabello que hilvana 
una a una sus estrellas. . . 
Gaucho: las brujas son ellas. . . 
Cincelados, siguen vivos! 

Toque ahora mis estribos. . . 
Tuvieron fiebre de Dios 
y están helados sus cribos ; 
va se me han muerto los dos. . . 


ESCENA II 

Dichos y REMEDIOS 
GAUCHO 


Cuánto es su trabajo? 


11 


— 161 — 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


REMEDIOS 

Entra por casa de Bernardino 
Quirós. 

Padre: un crucifijo! 

El cielo se digna llamar a Quirós ! 

platero 


Al toque de campanas, quedan, 
durante algunos segundos, quie- 
tos, rezando. 

Animas ! . . 


remedios 

Al padre. 


De prisa!. . 


platero 

Al gaucho, en el mutis. 


Fije el precio, hijo. 


ESCENA III 

Didhos y MARIA 
GAUCHO 


Tán pagos con una tropilla de moros? 


Mándela. . . 


platero 

Asomándose. 


— 162 — 


B L MILAGRO 


REMEDIOS 

Al padre. 


Se muere . . . 


PLATERO 

Como un justo. 

GAUCHO 


Adiós ! 


Mutis. 


ESCENA IV 

REMEDIOS y MARIA 
remedios 

Hidalga: allí enfrente hay rezos y hay lloros. 
Vamos! 


MARIA. 

Imposible! Espero a Zenón. 

Hoy viene a cantarme. Le ha de oir mi reja. 
Por eso la adornan, igual que a una oreja, 
dos rulos de piedra y aro de blasón. . . 

remedios 

No vendrá, señora. Sufre la calleja. 

Ved cómo el arroyo tan humilde va 


— 163 — 


y 


A M A N D 


U 


R O D R I G U B Z 


a besar las plantas de esa casa vieja. . . 

Y todo enmudece, y todo se humila. 

Quirós, el maestro, pobre lucecilla 
que ardió como un voto, hoy se apagará. . . 
Zenón deletreaba con él la cartilla, 
y cuando os escribe de amores mi hermano 
es porque ese viejo le lleva la mano. 

Le debéis el daño, la melancolía 
que cura y agrava un sí cristalino. 

Para que azulase vuestra hechicería, 
la luna se hizo polvo en su molino. 

De aquellos palotes salió la poesía, 
voz, rubíes, zumo que os embriagaría. . . 

Zenón es el vaso. Quirós es el vino : 
no bebáis ahora que está en agonía. . . 

MARIA 

Prostérnate y reza por mí. . . yo me quedo. 

remedios 

La virgen os oye . . . 

# MARIA 

Criolla: soy dura 

porque necesito salvar mi ternura. 

Después vendrán lágrimas, temblaré de miedo, 
volverá a ser carne triste mi armadura. 

Pero ahora, altiva, reto a la amargura, 
ciño el corselete rudo del blasón, 
y así, en llaga viva toda mi dulzura, 
espero al amante. 


— 164 — 


remedios 


No vendrá Zenón. 

MARIA 

Remedios : soy cáliz, tierra de mi casa 
adonde la estirpe ba de germinar, 
solo una simiente digna de la raza; 
reseca y s^ienta hube de esperar . . . 
y harina de siglos poner en la hogaza . . . 
Falté, Amo a un criollo. Y hoy, en mi solar, 
ley, piedras, panoplias, todo le amenaza. 

< )tra rezaría para que él se guarde; 

A la Virgen. 

Yo os pido que sólo su honor le proteja, 
y si aquí esta noche grazna una corneja 
y el clavel más blanco se enrojece y arde, 
a Zenón le dieron cita en esta reja 
la mujer que llora si su criollo ceja 
y el varón que ríe si el criollo es cobarde. 


ESCENA V 

Dichos y PLATERO 

Con el crucifijo. 
REMEDIOS 


Armese! 


Al padre. 


* 


Y A M A N D U R0D_R_J__G_U_E 


platero 


Respeta! Traigo el crucifijo. 
Pon entre sus manos ciegas esta luz. 


Mutis Remedios por foro. 


ESCENA VI 

MARIA y PLATERO 


PLATERO 


Mientras María se aleja. 


Ahora sí; por Jesús, 
que no toquen a mi hijo! 


MARIA 


Ha de ganarme y lo exijo 
tan recio como nosotros. 


platero 


Si uno de tu nombre acampa 
bajo ese sol de mis pampas 
que se achaparra en las guampas 
y sigue crudo en los potros 
si con el puma se abraza, 
si por su propia carnaza 
lucha con el cimarrón; 
si lo abanica un malón 
y sigue ardiendo su brasa; 



— 166 - 


B L 


M I B 


A 


G R 


O 


recién parirá tu casa 
un hombre para Zenón. 

i 


ESCENA VII 

REMEDIOS, UNA NEGRA, MARIA y PLATERO 

L a negra, con un farol, espe- 
ra en foro. 

REMEDIOS 

Entrando. 


Avista la puerta oscura... 

Ya levanta el aldabón. . . 

Corro a por el señor cura 
cotí la santa extremaunción. . . 

Impida la serenata!.. 

Mutis de Remedios y la negra. 


ESCENA VIII 

MARIA Y PLATERO 

PLATERO 

A María. 


Nn lo temas; ya no puedo. . . 
Ahora que venga y se bata 
a lo criollo, bajo el ruedo 


fr 


— 167 - 


Y A M A N D U 


R O D R I 


de la caranchada hambrienta, 
y la engorde su osamenta 
si el cachorro tiene miedo! 


MARIA 


Nol Ya fío en su denuedo. . . 

PLATERO 



Desde su casa. 


Déjame labrar la plata 
de este puñal de Toledo. . . 


MARIA 


Padre : tengo mucho miedo . . . 
Impida la serenata! 


pi,atero 


Calla ! Estoy rezando un credo . . . 
Creo en Dios, padre eternal . . . 
Creo que si me hacen mal, 
tu dulce hijo Jesús 
puede subir en la cruz 
vibrante de mi puñal. 

Zenón es gaucho también : 
nació en humilde tapial 
parecido al de Belén . . . 

Es fuerza que viva mal 
y es justo que muera bien; 
y por la santa señal : 


Amén! 


— 168 — 


E L 


M I L A 


G 


R O 


escena ix 


PLATERO en su casa 
con 


; MARIA en la reja; 
urn gaucho guitarrero 


ZENON entrando 


ZENON 


María de Monteagudo: 

Dicen que tiene tu escudo 
una rosa de Castilla, 
y, cuando el dolor te abruma, 
la flor de piedra perfuma 
por arte de maravilla. 

Su aroma me fue a buscar. . . 
Ya no te puedes ahogar, 
pues, mientras el gaucho toca, 
la guitarra es una boca 
que te ayuda a suspirar. 

MARIA 


Márchate, quiero llorar. . . 

ZENON 


Irá el halcón a buscar 
miguitas a las estrellas; 
harán los grillos sus mellas 
en el borde del silencio. . . 
tendrá la noche un desmayo; 
lanzará su canto el gallo 
contra la cristalería 
de los nidos. . . vendrá el día, 
y asi me habrá de encontrar, 
María de Monteagudo, 


— 169 — 


Y A M A N D U R0DRJ_G_U__B_J_ 


mientras la flor de tu escudo 
no deje de perfumar... 


ESCENA X 

Dichos y ALFEREZ MONTEAGUDO 

MONTEAGUDO 

Gaucho : os voy a perdonar . . . 

ZENON 

Irónico. 


Gracias. . . 

MONTEAGUDO 

Menguado honor gana 
el que os provocara a un lance, 
pues sé que en vuestro romance 
ha puesto burlas mi hermana. 
Marchaos ! 

zenon 


Niega, María! 


Ella guarda silencio. 


Habla!.. 


Tampoco cotesta María. 


Vamos, no sabía 


— 170 - 



L A G 


R O 


que entra lodo en la hidalguía 
de una mujer castellana. . . 

Inicia mutis con el gaucho. 
MARIA 

Se incorpora. 

Zenón : por esa agonía 

Luego a la Virgen. 


v por nuestra soberana, 
juro que tienen la gloria 
de una misma ejecutoria 
mi pasado y tu mañana. 
Te amo ! . . 


zenon 

A Monteagudo. 


Mentiste, señor... 

monteagudo 

SÍ. Lo he pensado mejor, 
y a vista de esa ventana 
donde me robo una hermana 
tu galanteo humillante, 
voy a manchar este guante 
en tu mejilla villana. . . 


- 171 - 


Y A M A N D U 


RODRIGUEZ 


ESCENA XI 

Dichos y PLATERO 

ZENON 

A la platería. 


Padre . . . 


platero 

En escena. 

Aquí tienes puñal. 

MARIA 

Al platero. 

Ved que su sangre es la mía. . . 

ZENON 

A Monteagudo. 


Pelea ! 


MONTEAGUDO 


Sólo podría 
batirme con un igual. 


Se cruza de brazos. 


Herid! 

ZENON 

Prostérnate, alférez, 
y pide perdón. . . o mueres. . . 


— 172 — 


B 


L MI 


l A G R O 


MONTEAGUDO 


No! 

ZENON 

Pues entonces . . . 

Levanta el puñal. 
PLATERO 

Suelta * María. 

Zenón : 

le vas a matar dos veces? 

zenon 

Un minuto: una oración! 

Ora! 

MARIA 


Yo, mísera pecadora, 
yo, que sufro por los dos, 
todo lo espero de vos: 
haz un milagro, Señora . . . 

Paño. 

Orad por el alma de Lucio Quirós, 
a quien le traemos el cuerpo de Dios . . . 

PLATERO 

El viático... De rodillas! 

Todos se postran. Cae el pufial. 


— 173 — 


y A M A N D C7 


R 


O D R I G U B Z 


ESCENA XII 

Dichos y SACRISTAN 

SACRISTAN 

Entre el lagrimeo de la esquila. 
Orad por su lodo lleno de semillas . . 

MARIA 

Recoge el puñal. 

Milagro! Milagro! Madre celestial, 
acoge en tu trono mi ofrenda sencilla: 

Llega a tí, desnudo y limpio, el puñal!.. 

/ 


TELON 



llrftrAn)' Un lomo «le 104 páginA» 

( 1921 ) $ 0.35 

RTKCCH1CTT! (Ollrulo Querrlnl). — 
l'óafuma. (j'orilu). Kitudio fl* 1 Ho 
Sfrnra, Un tomo «tf 128 t>ágir.a* 

(1914) • 9 0-40 

TAGOKIC (Rabindranath). — "La Lu- 
na Num'*. (FtMIBM <le Nifto»). Tra- 
ducción de 55, C «Ir Jimóne* con un 
l*.cma de Juun R. jiménea. Un tomo 

il»* 72 página* 0926) 9 0.35 

"Pájaro» Perdido#*' (Sentimientos). 
Un tomo de 80 páginas (1922) $ 0.35 
-"Gitaniali** (Oraciones Liricae). Un 
tomo de 76 páginas (1921) ..--9 0.35 
"La Cosecha*’ (Poemas). Un tomo 

ile 72 páginas (1922) $ 0.35 

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M páginas (1922) $ 0.35 

— "La Fugitiva” (Poemas). Un tomo 

de 84 páginas (1925) •* °_ 35 

VASSEUR (Alvaro Armando). — “Ha- 

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mo de 144 páginas (1924) ...9 0.80 
— Selección de Poesías. Un tomo de 

64 páginas (1924) $ 0.30 

VA Z FERREIRA (María Eugenia). — 
Selección de Poesías. Un tomo de 44 

páginas (1924) $ 0.30 

VI ANA (Javier de). — "Ranchos”. 
(Costumbres del campo). Un tomo de 

176 páginas (1920) 9 0*50 

— "Gurí” y otrae novelas. 3.a edición). 
Un tomo de 192 páginas (1920) 9 0.50 
— "Paisanas”. (Escenas del campo). 
Un tomo de 160 páginas (1920) $ 0.50 


«— "Campo” (Escenas de la d* 

campaña). 3.a edición. Un truno de 160 

págmu* (1921) •••••* 0.M 

*'D#1 campo y de la eludid * (Lucir 

tos). Ur. tomo de 176 página* 

9 0.50 

—'•Potros, toro* y aperiacas" (Novelas 
gauchas). Un tomo de 1 44 página* 

(1932) I »■** 

"Leña Seca’’ (Coatumbre* «W* canp 

no). 0.a edición. Un tomo «le 274 pá 

pinas 9 

— "Tarde* del Fogón” (Ni! racione* 

gauchas). Un tomo de 184 página* 

1925 ) * 0.70 

— "La Biblia Gaucha** (Con un Juicio 
criti«m «le la obra de Viana, por ( at 
los Roxlo) Un tomo de 120 Página* 

(1925) * 0 70 

—"Gaucha” (Novela) 

— "Abrojos** (Escenas del campo) ... 
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V.da. (Publicación prohibida en 1« 
glaterra. hasta el año 1960). Un tomo 

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— El Niño Estrella (Cuento). Prólogo 
de Fernando de Araójo. Un lolleto 

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20 LA (Emilio). — El Enaueño (I.e 

Reve). Versión castellana de Cari** 
Malagarriga. Dos tomos de 160 y 136 
páginas 0918) 9 0.50 


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N .• 1 — RODO (José E.) — Ariel — Con un prólogo de 
Leopoldo Alas. 

» 2 — RODRIGUEZ (Yamandú) — 1810, Poema dramá- 
tico en tres actos y El Milagro, poema en un acto. 

> 3 — REGULES (Elias) — Versos Criollos, con un pró- 
logo del Dr. J. Irureta Goyena y una Semblanza por 
Elíseo Cantón. 

» 4 — RODRIGUEZ (Yamandú) — Fraile Aldao, poema 
dramático en dos actos — Renacentista, poema en 
un acto y El Demonio de los Andes, poema en un 
acto, con un prólogo de Ovidio Fernández Ríos.